Enseñanza de la literatura

FUNDAMENTACIÓN

Situarme en el marco de la enseñanza y el aprendizaje de la lengua y la literatura hace preciso delimitar, cuál es el enfoque desde donde se va a proponer la construcción de saberes. El mismo, consiste en una mirada sociocultural que es aquella que jerarquiza una nueva mirada sobre los sujetos destinatarios de la educación. Como manifiesta Bombini “(…) como sujetos en su singularidad, esto es, en aquello que los conforma como sujetos sociales y culturales de la experiencia de leer y escribir”. Desde esta posición adoptar el rol de mediador y postular la enseñanza de la lengua y la literatura significa dar cuenta, en principio, de los saberes que provienen de la dimensión sociocultural de la lengua considerando que es para los sujetos un instrumento para la comunicación, pero, además también, es configuradora de identidades sociales y constituidoras de subjetividades. Requerirá, por lo tanto, y ante todo que los alumnos se acerquen a la lengua y asuman una posición epistemológica en relación con ella cuando se les presenten prácticas de lectura y escritura literaria. Con la enseñanza de la lengua se propondrá: el desarrollo de macro-habilidades, a través de prácticas reflexivas recuperando las trayectorias particulares de los hablantes. Y una reflexión metalingüística, que suponga todos los aspectos constitutivos de la lengua considerando que la lengua es un objeto en constante cambio y se encuentra atravesada por variables históricas, sociales y culturales. En tanto, la enseñanza de la literatura, se desarrollará como una de las prácticas discursivas más significativas de la cultura, que tiene la característica de posibilitar esa reflexión metalingüística y meta- literaria. Se pretende, por lo tanto, promover un espacio en él que se vivencie la lectura y la escritura de modo en que tengan lugar las identidades culturales de los alumnos. Se reconocerá la lectura socializada como una práctica cultural, donde la pluralidad de voces y sentidos que se desprenden de la lectura y en la cual los lectores compartan dispositivos, actitudes y significados culturales. Se considerará al “lector como un sujeto social y cultural polimorfo (…) y la práctica del libro como actividad de sociabilización cultural”^[1].  La selección de saberes a enseñar y los sustentos pedagógicos de los aprendizajes no serán tomados de manera aislada, sino desde una perspectiva donde la producción de conocimiento tenga como punto de partida las prácticas de lectura y escritura, para formar lectores y escritores no sólo competentes, sino que tomen conciencia de la importancia de estos conocimientos como medios de transformación, comunicación e interacción. Se les brindará instancias de escritura grupal e individual y la escritura de invención se realizará a través de consignas que, como herramienta didáctica, proporciona un marco de referencia compartido por alumnos y docente, que encauza el comentario y la corrección de trabajos (reescritura). Se propiciarán instancias de revisión a través de intervenciones que orienten la atención hacia aspectos del problema que no ha sido tomado en cuenta por los alumnos, y que constituyen, a su vez, un modelo que estos podrán incorporar en futuras producciones. Se socializarán los textos producidos para favorecer el cotejo de distintas producciones y la puesta en común de las estrategias que dieron lugar a esa diversidad.

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