Erase Que Se Era.... “La princesa y el Castillo de cristal”

 Erase Que Se Era….

1 “La princesa y el Castillo de cristal”

Érase una vez una princesa muy hermosa llamada Landa, ella vivía en un castillo, era de cristal, este castillo tenía una magia, que del exterior parecía un castillo normal, pero del interior se podía ver a través de él, pues era transparente y solo se veía las paredes que se veía hacia afuera, pues no era transparente entre las habitaciones del castillo.

La princesa Landa tenía 10 años y siempre se paseaba por el castillo; ella tenía un espejo mágico que le podía complacer el deseo de ver a través de él, lo que quisiera ver, ella siempre quería ver el bosque, para saber cómo era, pues la princesa no tenía permitido salir del castillo; solo quería ver el bosque, los animales, los árboles y sentir el viento en su rostro y el olor de las hojas y flores.

Los sirvientes del reino complacían a la princesa en todo lo que ella les pedía, eran las ordenes del rey, le traían toda clase de cosas, tenía la necesidad de conocer más del reino donde vivía, solo cada año podía salir y solo era cuando se celebraba las fiestas del reino, pero de ahí volvía al encierro del castillo.

Ya tenia 14 años y la princesa en su jardín jugaba, brincaba y se tiraba al césped del jardín, entre flores y unos cuantos árboles, pero para ella no era suficiente, se sentía encerrada en un calabozo, un calabozo de cristal, se recostaba en el césped y miraba hacia el cielo y cerraba los ojos, imaginándose corriendo en el bosque, jugando con los animales del bosque, e imaginándose un dragón y un príncipe que la rescataba, así era todos los días, su imaginación le ayudaba a tener tantas aventuras, pero cuando llegaba la noche y se iba a su habitación la realidad volvía a ella y lloraba porque ella quería ser libre, para ir al pueblo, para ir al bosque.

La reina veía que su hija no era del todo feliz le decía al rey que la dejara salir que tuviera compasión de ella, que era ya una jovencita y que necesitaba experimentar con el reino, conocer princesas que fueran sus amigas y príncipes, a lo que el rey exclama un rotundo ¡nooo!.

2 Alain “el leñador”

Alain era un leñador que vivía cerca del reino, y siempre se encontraba en el bosque buscando árboles para cortarlos y tener leña para venderla, y otras veces para usarla cuando tenía frio.

Alain era único hijo y debía trabajar para sacar adelante a su papá y su mamá; como todo joven Alain también tenia sueños, no siempre quiso ser leñador, pero la vida le toco serlo y él la acepto, le gustaba mucho trabajar, pero sobre todo estar en contacto con el bosque, con la naturaleza y con los animales. Casi todo el día se encontraba en el bosque, y le gustaba bañarse en el rio, y siempre se le veía acompañado de su perro llamado por el como botas, porque tenia un color blanco como si fueran botas de verdad, un gran perro labrador color negro; siempre se les veía ir y venir por el bosque, cargando la leña.

Alain era un joven muy apuesto, pero las jóvenes del pueblo no eran del agrado de Alain, casi no se le veía con frecuencia con ellas; si tenía amigos, pero era muy tímido, prefería estar solo en el bosque junto su perro botas.

3 “Algo inesperado”

Al cumplir 17 años, la princesa violo la seguridad del castillo y se dirigió hacia el bosque, caminó y caminó a través de él y estaba muy emocionada de verlo por primera vez, pues anhelaba verlo siempre, conforme transcurría las horas ella empezó a sentir que le falta el aire, sé sentía ahogarse, hasta que se desmayó por completo.

Un leñador que merodeaba por el bosque iba a cortar leña, estaba muy cerca del rio y estaba cantando una canción muy bonita…. “cortar, cortar, la leña hay que cortar, una fogata hay que hacer y la leña va a faltar” “cortar, cortar la leña a cor…” interrumpió su canto al ver a una mujer tirada en medio del bosque, era la princesa, se dio cuenta que se trataba de ella por su forma de vestir, trato de despertarla, la movía y le hablaba y ella no reaccionaba, su perro estaba muy inquietante, le ladraba para ver si reaccionaba y lamia su mano, pero aun así no pasaba nada, en ese momento él leñador llamado Alain le dio por besarla, pues recordaba un viejo cuento que hacía mención de un beso, pero no lo hizo, pensó que no era lo correcto, en ese preciso momento la tomo entre sus brazos y la llevo al castillo de regreso.

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