CUENTO ARA MACAO

Había una vez un guacamayo bebé, llamado Ara Macao.

Él acababa de romper su cascarón y apenas estaba conociendo su entorno, pero estaba triste porque se encontraba solo en la gran selva tropical, aún no conocía a nadie y tampoco tenía mamá.

Pasaron unos días y decidió recorrer la selva en busca de una mamá que lo adoptara.

Aún no sabía volar, así que empezó a caminar.

Primero se encontró a una ardilla y le dijo:
- ¡Hola señora Ardilla! ¿Le gustaría ser mi mamá?

Ella le contestó:

-Lo siento, pero estoy muy ocupada recolectando comida para el invierno.

Siguió su camino muy triste, hasta que a lo lejos vio a un jaguar y decidió acercarse a hacerle la misma pregunta, pero el jaguar corrió tras Ara Macao para comérselo.

El pobre guacamayo corrió asustado a esconderse en un agujero que había en la tierra, allí descubrió que vivía una familia de conejos. Era mamá coneja, papá conejo y sus 4 bebés. Ara Macao se quedó con ellos durante un tiempo, pero pasó mucha hambre, frío y muchos peligros, debido a que los conejos comían cosas que él no podía comer con su pico, no podía vivir en la madriguera porque era muy fría y húmeda, tampoco podía correr rápido como los conejos y aún no sabía volar.

-Muchas gracias por su hospitalidad -dijo Ara Macao- pero debo irme porque quiero encontrar a mi mamá.

-Está bien -dijo mamá coneja- ve con mucho cuidado y aquí estaremos para lo que necesites.

Ara Macao caminó por muchos lugares, le preguntó al mono, a la iguana, a la comadreja, al venado, al zorrillo, pero de todos recibió una respuesta negativa.

Estaba muy decepcionado y molesto consigo mismo porque pensaba que nadie iba a quererlo. Se sentó bajo la sombra de un gran árbol, hasta que de pronto escuchó murmullos de pájaros iguales a él. Escuchó que una guacamaya estaba diciendo que hace un tiempo había perdido uno de sus huevos y que le gustaría encontrarlo para que al fin su familia estuviera completa de nuevo.

¡Estaban buscándolo a él!

Subió al árbol y cuando su mamá lo vio, lo abrazó y prometieron no volver a separarse nunca más.

Y fueron felices por siempre.

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