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CUENTOS PARA ACTIVIDAD PERMANENTE


Enviado por   •  4 de Diciembre de 2011  •  613 Palabras (3 Páginas)  •  1.560 Visitas

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Tilín, Tilán, Tilón, Tilén

y su amiga Tilún

Había una vez un lugar mágico donde vivían unos seres realmente asombrosos.

En el aspecto físico se parecía mucho a tí y a mí: tenía pelo encima de la cabeza; ojos , nariz , boca y orejas; dos brazos y dos piernas. . . en fin, que a simple vista podían ser cualquiera de las personas con las que nos encontramos por la calle, en el colegio o en nuestra casa.

Sin embargo tenían algo que les hacía especiales, diferentes, únicos. Y es que: Tilín guiñaba un ojo y salía el sol; Tilán castañeteaba sus dientes y las nubes cubrían el cielo; Tilón al mover sus orejas llovía ; y cuando Tilén aleteaba su nariz soplaba el viento.

La pena era que no se conocía entre ellos. Cada uno iba a lo suyo y si se cruzaban alguna vez en el camino se hacían los despistados y pasaban de largo.

Hacía ya un tiempo que andaban todos preocupados por un mismo problema.

Resulta que en el centro de aquel lugar había un Árbol muy Generoso que les daba jugosos frutos para saciar su hambre y les proporcionaba una estupenda sombra donde cobijarse los días de calor.

Pero un día se empezó a secar, se le cayeron las hojas y ya no daba esos ricos frutos. Lo intentaron arreglar, cada uno por su lado, claro está:

-Tilín se acercó, guiñó un ojo y salió el sol que, al principio, hizo elevar sus ramas pero al cabo del rato las quemó.

-Tilán castañeteó sus dientes y las nubes cubríeron el cielo dejándolo todo oscuro y el árbol se asustó.

-Tilón movió sus orejas y empezó a llover, el árbol se puso contentísimo pero cuando pasaron unas horas se ahogaba de tanta agua que caía y volvió a entristecer.

-Tilén también quería probar suerte, aleteó su nariz y sopló un viento que mecía las hojas pero finalmente las hizo caer al suelo.

No conseguían nada y el pobre árbol empeoraba sin remedio.

Un buen día acertó a pasar por allí Tilún, una vecina de un lugar cercano, haciendo turismo por la zona. Vio, miró y se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo. ¡Ah! Tilún también era especial porque cuando frotaba sus manos producía unas hondas magnéticas que atraían hacia ella a todo aquel que se encontrase en su radio de acción. Enseguida se puso manos a la obra. Esperó, escondida tras una de las pocas ramas sanas que le quedaban al Árbol, a que pasaran por allá Tilín, Tilán, Tilén y Tilón y en el justo momento en que todos ellos andaban cerca frotó fuertemente sus manos y los cuatro se vieron arrastrados a su lado. Cuando los tuvo lo suficientemente cerca los miró fijamente y les pidió que cuando ella dijese sus nombres hiciesen eso que sólo ellos sabían hacer. Tilún empezó a cantar:

"Tilín, Tilín mira quien está ahí (y Tilín hizo que saliese el sol)

es Tilán, Tilán que te va a ayudar ( las nubes taparon al

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