Como se da la s Metaforas en perros de nadie
Enviado por analiteratura • 20 de Noviembre de 2017 • Trabajo • 2.066 Palabras (9 Páginas) • 1.364 Visitas
Introducción.
En el siguiente trabajo analizaremos la novela Perros de Nadie de Esteban Valentino, la cual cuenta la historia de dos chicos adolescentes que viven en una villa de Buenos Aires, ambos rivales y resignados a un destino delictivo, desde una perspectiva metafórica. Para ello nos basamos en los postulados de Florencia Drewniak, Gabriela Palacios y Marcela Serra Piana, en “Metáforas deshumanizadoras: ¿violencia retórica en el lenguaje adolescente?
Si bien ellas proponen y dan a conocer cómo las metáforas forman parte del lenguaje cotidiano de los adolescentes, tanto en su zoosemia (las personas son animales) como su fitosemia (las personas son plantas), nosotros hemos decidido enfocarnos en una metáfora general partiendo de estas teorías.
Análisis.
El arte nuevo es precisamente una fuga de lo real, una interpretación de las propias ideas que son la propia irrealidad, el instrumento más eficaz para desrealizar o deshumanizar es la metáfora, tan útil al arte moderno. La metáfora es la figura real, plástica, estilizada, sintética de la idea. Y el pueblo es el gran señor de las metáforas, de los símiles, de las comparaciones hasta el punto de que lo entenderá todo por medio de la metáfora.
Perros de Nadie es un libro que describe dos historias básicamente, que en realidad son las historias de miles: pibes de la villa, de barrios olvidados por gran parte de la sociedad, donde los niños son hombres desde muy pequeños. Estas historias donde tienen que sobrevivir como puedan al avasallamiento de un sistema entero que los quiere marginar. Muy bello, por momentos duro y con un final increíble.
Bardo es un adolescente que habita en la villa con su familia: su mamá, su hermana, también adolescente y sus hermanos menores. Nueve, por su parte, también vive en un barrio marginal que bordea la misma villa. Bardo y Nueve tienen algo en común: un amigo, un guía, un mentor. En el caso de Barbo este guía es un carpintero de la villa, Hugo, que por las noches se convierte en Elizabeth. En el caso de Nueve, el mecánico Eleazar, quien le enseña el esotérico oficio de arreglar autos mediante rituales africanos. La marginalidad confronta a Bardo y a Nueve en una pelea callejera que incluye la delincuencia juvenil propia de los marginados. Gracias a sus mentores que, como viejos amigos se ponen de acuerdo para que los chicos no continúen la trifulca, el conflicto no trasciende. Pero Nueve conoce a Sandra, la hermana de Bardo, y por el camino del amor logra alejarse de los hurtos y la mala vida. En cambio, Bardo planea un robo mayor para demostrar que la gente de la villa necesita ser escuchada. Ambos, desde sus inseguridades, desprotección y temor, transitan caminos que tendrán desenlaces opuestos.
Ya desde el prefacio (pág. 7-8)) se aprecia en los “sobrenombre” una metáfora deshumanizadora, que se mantiene a lo largo de la novela. Ya que en ningún momento se le da un nombre a Bardo y Nueve, ambos personajes y protagonistas de la historia. Ahora bien, veamos las acepciones de estas metáforas.
Por un lado, Bardo, tiene varios usos. Puede proceder del vocablo latino bardus, un término que a su vez tiene su raíz etimológica en el galés bardd. Un bardo, en este sentido, es una persona que se dedica a la poesía. Sin embargo, esta palabra en lenguaje coloquial de nuestro país (Argentina) se utiliza como sinónimo de despelote, lío, descontrol o quilombo. Y es esta connotación la que se acerca a nuestro personaje, porque es él quien lidera la banda, porque es él quien planea el gran robo, porque es él quien genera el problema.
Por otro lado, Nueve, hace referencia a un número entre tantos, entre tantos hermanos ya que él es el noveno hijo de doce. Es decir, es uno más, porque los integrantes de su familia son muchos que él se siente ignorado y para él eso en parte es bueno.
Analizado el prefacio vamos a extraer de los capítulos las “Metáforas deshumanizadoras” que aquí se presentan.
Capítulo 1.
“… -¡Hugo…! –gritó el chico al entrar.
- ¡Pero la gran… con este cajón! ¿Quién…? Ah, Bardón, ¿qué hacés ratón?
- Nada estaba al pedo y vine a verte.
- ¿No fuiste a la escuela?
- No. Después de la otra noche voy a dejar pasar unos días antes de volver. No quiero ser un bicho raro y que me pregunten a cada rato cómo es la cana...”
“… - ¿Qué? ¿Ahora apretamos putas? –quiso seguir cuestionando Nueve, a partir de algún tipo de honor mancillado.
- Apretamos lo que tenga plata, chabón. Y si no te gusta, te la podés tomas. Nadie te llamó…” (página 14)
Capítulo 2.
“… - No sé –dijo Nueve, con los ojos clavados en un Di Tella que esperaba su turno en el taller -. Me parece que el alemán ese tuvo los huevos de un burro y que Soto se borró…” (pág.21)
Aquí se encuentra un claro ejemplo de zoosemia planteado por nuestras autoras, haciendo alusión al tamaño de los testículos de un animal, lo cual denota valentía, para caracterizar a una persona, en este caso en particular, esta metáfora hace referencia a el coraje que tuvo el alemán. Quien era un sindicalista que se sacrificó por sus compañeros.
“… - Anoche nos caímos por la Villa, don Eleazar – susurró con los ojos fijos en el piso de cemento del taller.
- Ajá, ¿y?
- Apretamos a una puta.
- Ajá.
- Yo no quería, pero usted sabe cómo es el jefe cuando se le pone algo.
- ¿La lastimaron?
- Sí, pero poco. Un puntazo en el culo y unas patadas.
- ¿Vos le pegaste?
- No. Pero soy un boludo, porque al final no ligué un mango.
- Sí. Sos un boludo y alguna vez te van a meter un cuetazo en el mate por afanarle a una mina que tiene veinte pesos para repartir entre seis…”
Este es un diálogo entre Nueve y Eleazar rico en metáforas:
Puta tiene diferentes connotaciones y según la Real Academia Española es de origen incierto. Sin embargo, Covarrubias afirma que el origen de esta palabra es latina putida (podrida), una ramera o mujer ruin escalentada y de mal olor. En este caso se aplica a una mujer que se prostituye por dinero, ya que los personajes hacen alusión a Elizabeth.
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