Crónica de una muerte anunciada Gabriel García Márquez
Enviado por Lara barrientos • 12 de Septiembre de 2020 • Apuntes • 517 Palabras (3 Páginas) • 242 Visitas
Esta es la historia breve, de la crónica que contó Gabriel García Márquez en 1958, cuyo protagonista fue un niño, Roberto Martín de dieciocho meses, que fue mordido en la cara por un perrito chico, propiedad de la Sra. Ana de Guillén . Llamado Tony que era un perro afectuoso e inofensivo, el cual murió una noche echando espuma por la boca. El diagnóstico del día siguiente de la Sanidad Veterinaria venezolana no admitía dudas: era rabia. Entonces ella recordó que "Tony" había mordido ligeramente, en una mejilla, hacía unos días, a un pequeño que paseaba con su madre, encinta, por la avenida de Los Ilustres, en Caracas.
La Sra. de Guillén y su esposo se pusieron en marcha, para localizar a la familia del niño, al que sus padres habían curado la carita con mercurocromo. Tras un calvario, la encuentran. Pero habían pasado siete días desde la mordedura, producida en el lugar más peligroso de la cara. Carmelo Reverón , el padre del niño, hombre acomodado, trabaja como delegado científico en una empresa de productos lácteos. Inmediatamente de tomar conocimiento de la situación, sin comentar nada con su esposa, llevó a su hijo a un centro sanitario, donde el doctor le aplica al pequeño una vacuna antirrábica fabricada en Venezuela, de muy buenos resultados, pero que empieza a actuar siete días después de suministrada al paciente. El niño se iba a morir. Quedaban sólo 12 horas de margen.
El doctor advierte que existe una esperanza: encontrar un suero antirrábico norteamericano, llamado Iperimune, e inyectar a Roberto 3.000 unidades del mismo, antes de que transcurran doce horas. A diferencia de la vacuna antirrábica, el Iperimune empieza a actuar desde el instante de la primera aplicación. Docenas de llamadas a las farmacias de Caracas: "No hay", fue la respuesta de todas ellas. Reverón tenía ese tiempo para salvar a su hijo. Víctor Saume interrumpe su "Show de las Doce", en Radio Caracas Televisión, para transmitir un llamado urgente: "Hay que salvar a un niño de 18 meses. Todo aquel que disponga de unidades del suero Iperimune que telefonee a esta estación.
Cientos de individuos se movilizaron para hacer llegar hasta Caracas el medicamento. 1.000 unidades aparecieron en Maracaibo, en el botiquín de una compañía petrolera; otras 1.000 fueron encontradas en Nueva York, gracias a múltiples llamadas de médicos, empleados de compañías aéreas y directivos de grandes empresas. Pero se necesitaban 3.000.
A último momento, una de las personas comunicó que 5.000 unidades de Iperimune habían sido conseguidas por el hospital Jackson de Miami. Ahora había que hacerlas llegar a Caracas. Y de ello se encargó el capitán Gillis , un piloto veterano de Corea, desde el aeropuerto de Miami. Justo cuando el pequeño Roberto tenía un grado y medio de fiebre. A las cuatro cincuenta de la madrugada, llegó el avión a Caracas. Una hora después, el niño recibía su última dosis, al tiempo límite de las doce horas. Había salvado la vida.
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