De los pájaros azules a las águilas negras

De Los Pájaros Azules a Las Águilas Negras

Colombia se encuentra inmersos en un gusto oscuro, complejo y terrible sobre la estética de lo atroz a tal punto de naturalizarla como algo del día a día. No se trata solo de considerar el aniquilamiento del otro como un instrumento de control de las elites, sino de cómo dichas prácticas entorno al terror se han convertido en una característica social del país.

Las atrocidades desplegadas durante las épocas de conquista y colonia en América, fueron el eje fundamental para la construcción de una realidad basada en el aniquilamiento físico y simbólico del otro. La crueldad del pasado, se ha instaurado como nuestro entorno social a partir de una ideología que invade y afilia a aquellos que no han tenido la oportunidad de ver al otro como igual.

En este sentido, la violencia surge a partir de posturas ideológicas fundamentalistas que se encargaron de instaurar a lo largo de la historia del país, una intención colectiva de corte político sobre la eliminación de la diferencia, mientras que al mismo tiempo se los eleva a la denominación de los padres de la patria. El mecanismo del miedo ha triunfado en Colombia como el actor principal en la toma de decisiones, dejándonos en un país que ya no puede identificar la violencia dentro de su realidad como algo dañino, sino que lo reconoce como una parte esencial de su cotidianidad.

La estética de lo atroz, se posiciona como la base moral del cinismo y la impunidad a través del apoyo de las instituciones sociales que han avalado toda acción en contra de aquellos que son visto como amenaza. En el país, la historia política ha logrado justificar lo injustificable bajo el pretexto de que aquella violencia innecesaria del Estado al final radicara en el bienestar de los ciudadanos.

Nosotros hemos sido cómplices del libre ejercicio del gusto por la estética de lo atroz al perder la capacidad de reconocimiento de la diferencia al igual que la solidaridad con nuestros iguales al condenar la denominación del otro bajo el reflector de enemigo.

El autor propone en cinco capítulos un análisis acerca de las realidades del país en torno a la dominación ejercida a través de la violencia cínica e impune. Es un texto que se presenta como una crítica que busca demostrar el problema de fondo frente a la naturalización la estética de lo atroz al interior de la sociedad colombiana.

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