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Dos Amigas (breve escena cómica)


Enviado por   •  2 de Febrero de 2016  •  Trabajo  •  458 Palabras (2 Páginas)  •  199 Visitas

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DOS AMIGAS

(breve escena cómica)

Luisa y su amiga Juana son dos abuelitas que viven juntas. Luisa está sentada en el salón delante del ordenador y Juana hace deporte en la habitación contigua.

Juana. Luisa, ven, tenemos que hacer un poco de gimnasia.

Luisa. Ay, Juana, somos demasiado mayores para eso. Siempre que haces deporte me molestas todo el tiempo. Vete hacer tu gimnasia pero no me molestes.

Juana. Pero…

Luisa. Pero nada. Ahora tengo que sentarme hacer gestiones del banco. Y no vayas a estar molestándome toda la tarde por culpa de esa gimnasia tonta que haces.

Juana. No voy a molestarte.

Luisa. Ya veremos.

Juana se va a la otra habitación y empieza hacer deporte. Luisa se sienta junto al ordenador y intenta escribir, pero es muy lenta escribiendo en el teclado y no ve bien la pantalla.

Luisa. ¿Pero porque escriben todo tan pequeño?

Mientras Juana hace deporte, le cruje la espalda y no puede moverse.

Juana. Luisa, ¿puedes venir un momentito ayudarme?

Luisa. No me digas que te ha crujido la espalda.

Juana. Eeeh… No. En absoluto.

Luisa. Vale, voy.

Luisa se dirige a la habitación en la que está Juana. Juana espera paciente.

Juana. De acuerdo, lo confieso. Me ha crujido la espalda.

Luisa. ¿Qué? Mira, yo te ayudo sin problema, sea el problema que sea, yo te he dicho que no me molestes con tus cabezonerías. Tengo que hacer las gestiones del banco, si no hago las transferencias mañana no tendremos luz ni agua caliente.

Luisa vuelve despacio al salón. Juana sigue con su gimnasia y al rato vuelve a crujir la espalda de Juana. Ésta piensa una excusa.

Juana. Hm. ¡Luisa! ¿Puedes traerme un vaso de agua?

Luisa. Sí, si sólo es eso.

Luisa se levanta, prepara un vaso de agua y se lo lleva Juana.

Luisa. Aquí tienes.

Juana. Gracias. Bueno, ya que estás aquí, ¿podrías ayudarme con la espalda?

Luisa. Sí, claro!

Luisa se da cuenta de que sólo es una excusa y se enfada. Luisa vuelve al salón. Juana vuelve hacer ejercicios de gimnasia y vuelve a crujir la espalda.

Juana. Eeeh. Luisa, podrías traerme mis pastillas?

Luisa. Sí, claro.

Luisa coge las pastillas y va hasta donde está Juana.

Luisa. Aquí tienes.

Juana. Gracias, bueno, ya que estás aquí, ¿podrías volver a poner recta mi espalda?

Luisa. Juana, teníamos un acuerdo, cabezota. ¡Inténtalo tú sola! Haberte estado quietecita…

Juana. ¿Sola? ¡Pero entonces duele mucho!

Luisa. Eso es tu problema. ¡Adiós!

Juana. Luisa, por favor.

Empieza quejarse. No se puede apenas mover, sigue con la espalda doblada.

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