El Bazar de los Malos Sueños Lengua y Literatura
Enviado por Luis Valdez • 23 de Enero de 2019 • Resumen • 5.183 Palabras (21 Páginas) • 119 Visitas
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Universidad Estatal de Milagro
Facultad Administrativa y Ciencias Comerciales
Contabilidad Pública Autorizada
El Bazar de los Malos Sueños
Lengua y Literatura
ING. Vivian Rojas
Necros
Luis Valdez Alava
Danny Solórzano Caceres
Paco Soto Hernández
1ER Semestre - C1
Milagro – Ecuador
Introducción
Al cabo de dos días -internet lo acelera todo- recibí un e-mail de una tal Jeroma Whitfield en el que me decía que no solo querían publicarlo, sino que además querían hablar de la posibilidad de que escribiera más para ellos con ese mismo tono malintencionado.
Pensé en regresar con paso enérgico al despacho de Jeroma y decirle que no estaba dispuesto a seguir escribiendo textos que serían el equivalente, en un niño pequeño, a lanzar caca contra la pared, pero una parte cauta de mi cerebro -el agente de tráfico que la mayoría de nosotros tenemos ahí- me aconsejó que esperara.
No más grande que una habitación, estaba vacía excepto por mí, dos borrachos que roncaban, y un par de adolescentes que hacían ruidos de aspiradora en la última fila, me arriesgué a echar un vistazo a la pantalla del móvil y vi un mensaje de Katie Curran: ¡Deja lo que estés haciendo y llámame AHORAMISMO! Salí al vestíbulo sin lamentarlo mucho y la llamé.
¿No dicen que hay que volver a subir al caballo de inmediato cuando te ha tirado? ¿O en caramarse de inmediato a lo alto del trampolín después de caer en plancha al intentar un salto de carpa? Lo único que necesitaba hacer era demostrar lo que ya sabía: vivimos en un mundo racional.
Así que escribí su necro, solo para demostrarme que yo no tenía nada que ver con la muerte de Jeroma.
Creo que una parte de mí sabía ya que esa conversación era un esfuerzo inútil, pero dije que vale y lo dejé correr.
¿Y si no? -Supongo que en algún momento si se tropezara con alguna mujer en un estado especialmente crítico, podría decirle que conoce a un hombre que quizá la ayudara a pasar página.
Desarrollo
Muchas de las cosas que oí en la facultad me entraron por un oído y me salió por el otro, pero no eso, porque el profesor Higgins lo repitió a machamartillo.
Sostenía que la gente, para iniciar el proceso de comprensión, necesitaba claridad y concisión.
Vuestro verdadero cometido como periodistas, decía en sus clases, es proporcionar a los lectores los datos que les permitan tomar decisiones y seguir adelante. Empezad por el principio, desarrolla limpiamente la parte central, de modo que las circunstancias de cada suceso lleven al suceso siguiente de manera lógica, y acabad por el final.
Dudo que alguien crea lo que voy a contar a continuación, y mi trayectoria en Neon Circus tuvo poco que ver con escribir bien, pero aquí me propongo hacerlo lo mejor posible: las circunstancias de cada suceso llevarán al suceso siguiente.
Yo tenía veintisiete años en la época en que se produjeron estos hechos.
Quizá la publicidad. -La publicidad no tiene nada que ver con la noticia -contestaba yo. De pronto, la noche anterior al día en que planeaba empezar a enviar copias de mi currículum a las agencias de esa lista, tuve una idea tonta. Si tuviera que resumir su visión del mundo, os enseñaría una foto quepublicamos unos seis meses después de empezar a trabajar yo allí.
Aquella noche, con una pila de currículums a punto para enviar a las agencias en las que en realidad no quería trabajar, acudí a Neon Circus en busca de un poco de comida basura tonificante, y en la portada descubrí que un joven actor de primera línea, Jack Briggs, había muerto de sobredosis.
Aparecía una foto suya saliendo tambaleante de uno de los locales de moda del centro la semana anterior, el típico mal gusto propio de Neón Circus, pero el artículo que la acompañaba era sorprendentemente directo y nada propio de Circus.
Si aquella noche hubiese obrado como una persona seria, quizá habría tirado a la basura la necrológica acabada, porque parecía exceder en sarcasmo incluso a lo que era la tónica habitual de Neon Circus y adentrarse en la crueldad pura y dura.
Al cabo de dos días- internet lo acelera todo- recibí un e-mail de una tal Jeroma Whitfield en el que me decía que no solo querían publicarlo, sino que además querían hablar de la posibilidad de que escribiera más para ellos con ese mismo tono malintencionado.
¿Podía ir a verlos para hablarlo durante el almuerzo? Resultó que la corbata y la americana sport que me puse pecaban por mucho de exceso de elegancia. Este dirigía la sección de deportes, como más tarde supe, y era el responsable de una memorable crónica titulada LOS GIANTS VUELVEN A CAGARLA EN LA ZONA. Supongo que no debería haberme sorprendido.
Jeroma era un vejestorio para lo que corría en Circus, y su avasalladora aspereza me inspiró rechazo desde el principio, pero quería contratarme para escribir una necrológica por semana, y eso la convirtió en una diosa.
Cuatro meses después, cuando empezaron a circular rumores de que una gran empresa iba a comprarnos por una buena suma de dinero, visité el despacho de Jeroma y le pedí un aumento mayor, esta vez con una actitud mucho menos humilde.
En resumidas cuentas, la cuestión era que, a mi juicio, merecía un sueldo más acorde con los beneficios generados por Hablando mal de los muertos.Cuando por fin callé, desenvolvió un caramelo, se lo lanzó entre los labios de color ciruela y dijo: -¡Vale! ¡Estupendo! Si ya te has desahogado, quizá quieras trabajar en lo de Bump DeVoe.
Bump, cantante principal de los Mapaches, había resultado muerto a tiros por su novia cuando intentaba entrar furtivamente por la ventana del dormitorio dela casa de ella en los Hamptons, probablemente para gastarle una broma.
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