Ensayo Diario De Un Educastrador

Uno de los grandes retos de la educación contemporánea ha sido el tratamiento y desarrollo, en el plano pedagógico en el nivel básico primario, de los temas considerados tabú como el de la sexualidad, que autores como Jules Celma, abordaron en un momento histórico determinado.

Si bien es cierto que la educación sexual hace parte del currículo, también lo es que su implementación ha tenido grandes dificultades, precisamente por la falta de metodología en el abordaje de un tema tan complejo y que se ha circunscrito al problema de los embarazos no deseados, como resultado de una sexualidad desbordada e irresponsable.

Hace muy pocos días, la Comisión de Regulación en Salud –CRES- ordenó la inclusión del compuesto Misoprostol conocido comercialmente como Citotec , en el Plan Obligatorio de Salud –POS- tanto subsidiado como contributivo. Para poder hacerlo debió esperar a que la Corte Constitucional emitiera un fallo que censurara la posición del Procurador General, Ordoñez Maldonado, frente a los tres casos de aborto autorizado: violación, peligro para la vida de la madre y malformaciones en el feto.

Temas como este fueron tocados muy tangencialmente por el autor del texto Diario de un Educastrador, que amerita nuestra atención, y que cuenta las vivencias desde la época de practicante del autor, que se vio inerme ante lo inmodificable de la institucionalidad que era la verdad suprema en el tema del sexo, olvidando que, como lo explicara Freud hace muchos años en Totem y Tabú, la sexualidad es algo absolutamente inherente al ser humano.

Sin embargo, cotidianamente nos inunda la información, de los pocos casos que salen a la luz pública, donde está comprometida la sexualidad de niños y adultos con abusos contra la voluntad y que son la exteriorización del poder dominante del macho sin cultura sexual alguna para el manejo o control del instinto.

Las vivencias de Jules Celma nos confirman que la sexualidad es un instinto que está inmerso en los vericuetos del cerebro profundo, pero que la corteza cerebral que es la que alberga la cultura puede manejar. Y es a esa fase o estadio donde la educación debe llegar con una metodología acertada, con respeto pero con la verdad argumental para controlar los instintos en aras de la convivencia social y el respeto por las normas que son un vehículo de armonía social, pues los hechos están antes que el derecho.

La educación por tanto debe fortalecer estos valores, sin que ello signifique que se deba guardar silencio sobre los procesos hormonales o meramente fisiológicos que se conocen actualmente como el ser sexual o la libido, según Freud.

Esfuerzos como el de Jules Celma y de tantos autores que han abordado este tema dentro del marco de la pedagogía, son dignos de reconocerse y aplicarse en una sociedad convulsionada donde se cree que la justicia es la solución, cuando la verdadera solución es la educación.

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