Historia de la linguistica
Fire BlackInforme23 de Abril de 2020
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FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
Carrera de Fonoaudiología
HISTORIA DE LA LINGUÍSTICA
Nombre: María Paz Gallardo García. Curso: Primer año de fonoaudiología
INTRODUCCIÓN: El tema que abordaremos en este trabajo es la Historia de la lingüística, explicaremos el origen, su desarrollo y la importancia a través de los años. Entre esto destacaremos diversos objetivos planteados a continuación.
OBJETIVOS:
1. Reconocer y saber para qué sirve el concepto de gramática normativa o prescriptiva.
2. Describir la filología pura y comparada junto con su desarrollo histórico.
3. Entender y reconocer la interlingüística.
En 1783 Sir William Jones llegó a Calcuta para ocupar un puesto de juez en el tribunal superior de la compañía británica en la india oriental. Sir William, era un lingüista aficionado y se puso a estudiar la antigua lengua llamada sánscrito. Con asombro se percató de ciertas semejanzas entre el sánscrito y otras dos lenguas de la antigüedad; el griego y el latín.
En 1786 dictó en la sociedad asiática de Calcuta una conferencia en la que demostró la afinidad entre esas tres lenguas. Este suceso, puede nombrarse como un detonante para uno de los mayores descubrimientos sobre el origen de las lenguas, y demuestra que la lingüística es mucho más que un estudio teórico, es la búsqueda de la semilla comunicativa de nuestra necesidad primigenia de expresar palabras y de encontrar el cómo, cuándo y por qué del lenguaje.
El descubrimiento de Sir William Jones dio paso a incesantes investigaciones para determinar el origen de las lenguas, y que presentó como lengua madre el indo-europeo.
Una de las más brillantes hazañas de la lingüística, llevada a cabo a lo largo de más de dos siglos, ha sido la reconstrucción minuciosa de ese idioma. La teoría mayormente acertada, sitúa al indo-europeo en el territorio que se extiende desde el sur del mar negro, hasta el Cáucaso y las fuentes del Éufrates, ósea, la porción oriental de la Península Anatolia o Asia menor. Región donde por primera vez se dio la agricultura.
El nacimiento de la agricultura, cinco o quizás seis milenios a.c, queda así firmemente vinculada con el nacimiento de las lenguas indo-europeas. El invento de los anatolios junto con su lengua se expandió por un lado a Persia y la India y por otro a los países mediterráneos.
Pronto el indo-europeo se ramificaría en cuatro principales raíces: Anatolio, Balto-Eslávico-Germánico, Celto-Ítalo-Tocario y Greco-Armenio-Indo-Iranio. Los cuales darían origen a nuestras lenguas actuales.
Un gran número de lenguas se ha quedado en el camino de la evolución y han perecido, en cambio, otras lenguas encontraron el camino de la supervivencia y dejaron un legado indiscutible hasta nuestros tiempos. Tal es el caso del griego y del latín.
Se suele decir que la filosofía del lenguaje comienza con el pensamiento griego, sin embargo, es necesario aclarar que aquellos grandes filósofos no buscaban sistematizar una teoría lingüística, sino más bien expresar una serie de reflexiones dispersas en relación con la naturaleza del lenguaje. Estas reflexiones constituyen las fases de toda teoría lingüística contemporánea. Así pues, se habla de Platón como el primer pensador griego en realizar un análisis amplio acerca del lenguaje, en uno de sus diálogos más conocidos y estudiados: El Crátilo.
Platón aborda la cuestión del origen del lenguaje y para ello expone las posturas del Crátilo, que nace el papel del naturalista y de Hermógenes, quien representa la tesis convencionalista de los sofistas. El naturalismo considera que entre las cosas y las palabras que las nombran, hay una relación directa y propia, y que cada cosa le corresponde un único y verdadero nombre. Es decir, que todos los nombres de las cosas son tales, porque así les corresponde de manera natural. Este pensamiento naturalista se les atribuye a grandes pensadores como Pitágoras, Parménides e incluso el mismo Platón, aunque este último, no lo exponga de manera evidente.
Por otro lado, la tesis convencionalista sostiene que los nombres los adjudican arbitrariamente los hombres y continúan utilizándolos por costumbre. El lenguaje no es algo natural ni establece relación directa entre las cosas y los nombres, en lugar de ello, es una convención humana que está al servicio de las creencias del individuo. Esta postura era compartida por filósofos como Empédocles, Anaxágoras y Demócrito.
El Crátilo de Platón, asume como trama el conflicto entre estas dos posturas en sus formas más extremas y contradictorias. Lo interesante es que brinda argumentos válidos para cada una de ellas, por lo cual, cae en una paradoja insoluble en este diálogo. La posición de Platón es intermedia, pues anhela que el lenguaje sea una representación de las cosas en sí mismas, no tanto como iguales, pues sería imposible, sino como una imitación lo más fidedigna posible. Ante la imposibilidad de tal evento dado que habría que refundar el lenguaje, acepta el convencionalismo, pero no como un ejercicio del azar sino como un intento de representación por semejanza.
En textos posteriores como El Sofista y La carta séptima, Platón ofrece más argumentos a su postura del lenguaje. Definiéndolo como un instrumento humano que pretende imitar la esencia de las cosas, pero que termina tergiversando la realidad. De esta sentencia parte Aristóteles, para hacer sus reflexiones lingüísticas.
Aristóteles, tomando la postura convencionalista expuesta en el Crátilo, no se interesa por el origen del lenguaje, sino por la función social que ejerce. Para Aristóteles el lenguaje es el mejor instrumento de comunicación del hombre, y es lo que determina su esencia. Gracias a él los hombres son capaces de establecerse en comunidades o polis, lo cual representa su única posibilidad de alcanzar la felicidad, propósito esencial de su existencia. Así las reflexiones filosóficas de la antigua Grecia, establecieron las pautas para lo que ahora conocemos como estudios lingüísticos, e incluso abordaron temas de los que surgieron las primeras críticas literarias conocidas. A partir de ello, diversas culturas expusieron sus reflexiones a través de los siglos, consolidando nuevas teorías lingüísticas que repercuten en nuestra época. Tal es el caso de Dante Alighieri, reconocido como uno de los grandes escritores de todos los tiempos.
Considerado como el primer crítico moderno, Dante Alighieri escribe el tratado De vulgari eloquentia durante su exilio, entre el año 1304 y 1307. Escrito en latín aborda el problema de la dignificación en la lengua vulgar, es decir, de la posibilidad de tener una literatura digna, escrita ya no en la lengua de cultura, el latín, sino, en la lengua materna.
En aquella época no existía el italiano como tal, sino varios dialectos con rasgos muy distintos, tanto en la pronunciación como en el vocabulario. Dante identifica catorce dialectos vulgares, que a su vez se ramifican en distintas variedades. Esta situación era despreciada por Dante, pues le parecía que generaba rivalidades entre ciudades, partidos políticos e incluso familias que hablaban un dialecto diferente.
El autor de la divina comedia, se refiere al origen de las lenguas a través de la concepción bíblica. Afirma que la lengua del primer hombre, Adán, era el hebreo, la lengua originaria de la humanidad otorgada por la gracia de Dios y completamente estable, pero que luego, a causa de una condena divina reflejada en el mito de la torre de Babel, la lengua original se diversificó en múltiples lenguas distintas. Enseguida ilustra tres idiomas dominantes en Europa de acuerdo a la forma en que afirman al hablar (sí, ouí, oc). Posteriormente, divide la facultad humana del lenguaje en dos, primeramente, la locutio vulgaris, que es una facultad natural, un don directamente otorgado por Dios y remite por tanto a la lengua materna, es decir, a la lengua vulgar. En segundo lugar, Dante habla de la locutio secundaria, que es una invención humana, fruto de la razón, un trabajo de construcción y de técnica. Es la elaboración de una gramática artificial, es decir, del latín.
Es necesario recalcar que el propósito del tratado, no es hacer un estudio lingüístico de los dialectos vulgares, sino dignificarlos y encontrar una lengua vulgar ilustre, tan artificiosa como el latín, con la que se expresa la más bella poesía y sea capaz de unificar a toda Italia.
No será sino hasta varios siglos más tarde después del descubrimiento de Sir William Jones, cuando la lingüística se consolidaría como una ciencia y daría paso a lo que hoy conocemos como Lingüística comparada.
A partir del siglo XIX, el estudio del lenguaje se situó bajo la influencia de los modelos científicos, basado en un estudio histórico comparativo de las lenguas. Las similitudes encontradas entre diversas lenguas arrojaron como resultado el indo-europeo, ancestro de la mayoría de las lenguas occidentales. Podemos observar, por ejemplo, que nuestro español mantiene estrecha relación con el latín y el griego antiguo. Este tipo de revelaciones dieron lugar a que diversos lingüistas publicaran sus estudios en forma de leyes, conocidas como leyes fonéticas, cuyo propósito era hacer una comparación de las lenguas según la pronunciación de sus vocablos.
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