LECTURA EXPRESIÓN ORAL Y ESCRITA “Un ser mitológico”

Morelia Mich., a 20 de octubre del 2020     Carlos Emiliano Magaña Huipe    

NL.25 1G

CBTis 149

Maestra Rebeca López Gómez

LECTURA EXPRESIÓN ORAL Y ESCRITA

“Un ser mitológico”

(NOVELA)

Autor: Carlos Emiliano Magaña Huipe

CAPÍTULO I

Había un hombre cuyo nombre era Roberto, el cual era dueño de una de las compañías más ricas y exitosas a nivel mundial. Desde niño soñaba con ser millonario ya que en las condiciones que vivía en precarias, entonces esto lo motivó para luchar por su sueño de ser un gran empresario y un increíble autor, y salir de la pobreza.

A la edad de 24 años, Roberto conoció a una linda mujer en un café de la Ciudad de México, en cuanto la vio se quedó asombrado de lo hermosa que era, Roberto no lo pensó dos veces y fue a hablarle en ese preciso momento para conocerla.

Roberto: Hola, ¿crees que me pueda sentar contigo?

Regina: ¡Si, claro!

Roberto: ¿Quieres algo de tomar para pedírtelo?

Regina: Si, me gustaría un frappuccino por favor.

Roberto: ¿Cuál es tu nombre?

Regina: Mi nombre es Regina.

Roberto: Oh que lindo nombre, sabías que Regina significa reina y su significado acoge distintos conceptos, como es el poder, la sabiduría y el liderazgo.

Regina: ¡Wow no sabía eso! Y ¿Cuál es tu nombre?

Roberto: Oh perdón por no decirte, mi nombre es Roberto.  Oye, acaso ¿eres nueva por aquí?, es que no te había visto nunca.

Regina: Si, soy nueva en esta ciudad, vengo de Monterrey, llegué porque estoy buscando trabajo como modelo, ya que desde niña he querido vivir de eso, y tú ¿a qué te dedicas?

Roberto: Que bueno que vengas a esta ciudad para trabajar de modelo, aquí si o si vas a encontrar trabajo.

Pues yo me dedico a escribir libros, y de hecho soy dueño de una de las compañías más ricas y exitosas del mundo la cual es “El Diamante”.

Roberto y Regina se siguieron hablando hasta formar una bonita relación para que un año después de haberse conocido se habrían casado.

Después de su luna de miel, los dos se mudaron a una casa en la playa en Cancún para vivir juntos el resto de su vida.

Unos meses después Roberto quería llevar a Regina de crucero en su Yate privado para relajarse y disfrutar del mar. Regina accedió a esto y se emocionó demasiado.

Unos días más tarde los dos se embarcaron y comenzaron su crucero con todos los lujos.

CAPÍTULO II

Roberto y Regina estaban muy felices y enamorados, estaban disfrutando de su increíble crucero con todos los lujos, ni siquiera extrañaban tierra, pues se la estaban pasando increíble, y eso que ya llevaban más de tres días en el crucero.

Todo iba estupendo, hasta que de repente a lo lejos de bote, se veía una enorme tormenta aproximándose hacía ellos con mucha velocidad, la pareja y el capitán estaban demasiados asustados porque no sabían qué era lo que se aproximaba, esta tormenta no era como cualquier otra, esta era un poco fuera de lo común.

El capitán trató de llevar el barco lo más lejos de la tormenta, pero sus intentos eran en vano, pues veían que la tormenta estaba por alcanzarlos, el capitán saltó al mar para intentar sobrevivir, pero dejó solos a Roberto y Reginas en el Yate.

Cuando la tormenta llegó, empezó a llevarse todo a su alrededor con un remolino, desgraciadamente se llevó a la pareja que estaba en el barco.

La pareja perdió instantáneamente la consciencia, en cuanto la recuperaron se dieron cuenta que estaban varados en una isla y su bote estaba demasiado dañado y no podrían regresar a casa.

Rápidamente los dos se pusieron de acuerdo para buscar cosas y hacer un pequeño refugio porque no había manera de quedarse en el Yate por lo dañado que estaba.

Regina tomó comida, un kit de primeros auxilios y una brújula del barco porque sabía que en un futuro podrían llegar a necesitarla. Mientras tanto, Roberto estaba buscando madera y ramas secas para construir el refugio y poner una fogata para que no pasaran frío esa noche.

En cuanto Roberto regresó con Regina, empezaron manos a la obra y levantaron un pequeño refugio, y con la poca gasolina que le quedaba al bote prendieron la fogata, pues ya estaba a punto de oscurecer.

A media noche, en el cielo se veía algo enorme volando y se escuchaban ruidos de un águila, sólo que se escuchaban más graves y fuertes. Roberto y Regina, en cuanto escucharon este ruido apagaron la fogata y se escondieron en la choza que habían construido para evitar cualquier peligro.

En cuanto amaneció se tranquilizaron un poco, pues sabían que estaban fuera de peligro. Se pusieron a platicar sobre lo sucedido de la noche anterior, ninguno de los dos sabía que criatura hizo esos ruidos, en lo único que estuvieron de acuerdo fue en que se escuchaba como un águila y que debían salir a explorar la isla para librarse del peligro.

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