LOS TEXTOS Y SUS FUNCIONES.

UNIDAD I

LOS TEXTOS Y SUS FUNCIONES

1. LOS TEXTOS DE ESTUDIO

Cuando estudiamos recurrimos a manuales, enciclopedias, libros de estudio, revistas científicas y de divulgación científica, entre otros. En ellos, principalmente se pretende que nosotros entendamos un concepto y lo aprendamos para que luego lo apliquemos a los contenidos específicos de alguna de las disciplinas, materias que estamos estudiando. Por eso, llamamos a los textos de estudio, expositivos o explicativos. En ellos, predomina la objetividad y la intención didáctica. Desarrollan la exposición a través de descripción, narración, definición, comparación, enumeración, etc.

Comprensión de textos

Para comprender un texto y estudiarlo, lo primero que debemos hacer es mirarlo “superficialmente”: ¿tiene título?, ¿está divido en partes, subtítulos?, ¿tiene gráficos, ilustraciones, cuadros, etc.?, ¿qué tipo de texto es?, ¿cuál es su referencia bibliográfica, es decir de qué libro o material proviene? O sea, ubicamos los paratextos.

Luego, debemos leerlo en forma completa. Junto a esta actividad, tendremos que asegurarnos de conocer el vocabulario que el texto emplea. De lo contrario, recurrimos al auxilio del diccionario. Sobre todo, cuando el texto posee tecnicismos.

Después de esta primera lectura, tal vez podamos identificar el tema general, o sea, respondernos ¿de qué trata el texto? Es importante que tratemos de expresarlo a través de una oración unimembre.

A partir de esta información global, estaremos en mejores condiciones para analizar el texto con más detenimiento, es decir, ubicar sus subtemas. Para ello, realizamos una segunda lectura y subrayamos las partes que consideramos importantes. Realizada la tarea del subrayado, nos disponemos a colocar notas marginales: tomamos cada párrafo y le escribimos un título (intentando que sea una oración bimembre). También podemos incorporar algunas preguntas centrales. De esta forma, habremos ubicado las ideas que el texto transmite.

Obviamente que no debemos renunciar tampoco a realizar resúmenes sobre los textos que estamos estudiando. Recordemos cómo procedíamos para efectuar un resumen:

1) Leemos en forma completa el texto.

2) Subrayamos las partes más importantes de cada párrafo.

3) Transcribimos lo subrayado.

4) Revisamos lo trascripto y corregimos la redacción para que todas las oraciones y frases estén bien "enganchadas" y todo el texto tenga un sentido completo.

5) Releemos y observamos si podemos seguir resumiendo.

Si hacemos un ejercicio de memoria, este tipo de cosas las hemos aprendido el año anterior. También vimos algunos de los procedimientos que los textos usan para explicar: la definición, la descripción, el análisis de partes, la descripción, la clasificación.

Clasificación

Cuando clasificamos, apreciamos y descubrimos el orden natural de las cosas, para luego definirlas y agruparlas de acuerdo con características que son propias y compartidas sólo por ese grupo de individuos (más allá de las diferencias que podamos percibir por los sentidos).

Pueden realizarse clasificaciones de muy diversos tipos, sean las propiedades o características similares o comunes poseídas por varios objetos. Dicha característica o propiedad se denomina criterio de clasificación: el color, el peso, el tamaño, la forma, el origen, la procedencia, la edad, etc., son criterios de clasificación. Así, por ejemplo, animales como la medusa, la araña, el caracol son invertebrados porque no poseen esqueleto; a diferencia de un pejerrey, un oso o una paloma que sí lo poseen y por lo tanto se denominan vertebrados. En este caso, el criterio de clasificación utilizado es la estructura ósea.

La comparación

La comparación es un procedimiento empleado por las personas para esclarecer las informaciones que se exponen. Se utilizan con el propósito específico de que el lector construya una imagen lo más parecida a la realidad posible acerca de lo que se explica.

Cuando comparamos para explicar, se confrontan dos elementos, indicando sus características comunes y sus diferencias.

La comparación –como forma de explicación– va más allá de la mera exposición de datos: no se trata de describir dos elementos por separado, yuxtaponiendo las informaciones, sino más bien de analizar los datos que obtengamos de cada uno en relación con los del otro. Por ejemplo, si estamos explicando las características de los antiguos pobladores de Tierra del Fuego, la comparación podría ser esta:

     Los yaganes eran bajitos y muy robustos. En cambio, los onas eran altísimos y musculosos.

     Mientras los primeros habitaban en el canal de Beagle, zona montañosa donde la caza era muy poca y por eso vivían de la pesca; los segundos ocupaban los bosques y pastizales del centro y norte de Tierra del Fuego, donde abundan los guanacos; por lo tanto vivían de la caza.

     Esta última tribu era muy guerrera. Ofrecieron mucha resistencia a la instalación de los blancos en sus tierras de caza. A diferencia de ella, la tribu de los yaganes, pacífica como casi todos los pueblos de pescadores, no presentaron batalla al hombre blanco.

Veamos, entonces:

• ¿Qué dos elementos se comparan en el ejemplo?

• ¿Qué aspectos están seleccionados para comparar en cada uno de los párrafos?

Cuando tratamos de graficar la comparación a través de un cuadro comparativo, debemos tener en cuenta que se trata de un cuadro de doble entrada, pues tiene una vertical y la otra horizontal. En una se colocarán los elementos comparados y en la otra, las categorías o aspectos empleados en la comparación.

Armemos, entonces, un cuadro comparativo del ejemplo analizado.

La gramática de las comparaciones

Hemos visto que, cuando una persona necesita explicar comparando, debe mencionar dos o más elementos e indicar sus características o propiedades similares o diferentes. Analizaremos ahora algunas de las formas lingüísticas que se emplean para expresar las relaciones de comparación. La elección de una u otra forma depende de los propósitos que se hayan establecido.

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