La lucha de Margarito Duarte, durante veintidós años, en Roma para lograr su propósito que es la santificación de su hija.

El tema central:

La lucha de Margarito Duarte, durante veintidós años, en Roma para lograr su propósito que es la santificación de su hija.

Veintidós años de lucha.

El resumen de la historia:

   Margarito Duarte un hombre vivió en Tolima, en los Andes colombianos, se casó con una mujer que murió poco después en el parto de su hija. Esta niña cuando tenía siete años murió también. Después de once años, cuando Margarito sacó los huesos de sus muertos para llevarlos a un cementerio nuevo, encontró el cuerpo completo de su hija. Con la ayuda de toda la gente en su pueblo pudo viajar a Roma, en Italia,  junto con el cuerpo de su hija  para obtener un veredicto del Vaticano sobre la santidad del cuerpo incorrupto de su hija. El cónsul de Colombia llamó  por el teléfono al tenor Ribero Silva para que le buscara un cuatro en la pensión donde él vivía.

   Cuando Margarito llegó a Roma era papa Pío XII,  residió en pensión en el barrio de Parioli. El día siguiente de su llegada él empezó sus numerosas gestiones para conectar con el Papa o con congregaciones religiosas y fundaciones humanitarias pero estas gestiones eran inútiles. Y todo lo que tuviera ver con este asunto había sido postergado porque  en este periodo El papa sufrió de la crisis hipo. Por fin, aunque  El Pio XII supero de la crisis, Margarito no pude alcanzar a él. Por eso, Margarito decidió llevar a la Secretaria de Estado una carta manuscrita de casi sesenta folios pero también no obtuvo respuesta. Los empleados que pasaban cerca la miraban  sin ningún interés, menos uno que le dijo que el año pasado habían recibido más de ochenta cartas que solicitaban la santificación de cadáveres intactos en distantes lugares del mundo.

   En la pensión, al principio de su llegada, él permanecía en su cuatro y no acostumbraba a relacionarse con nadie. Pero al pasar del tiempo  él tuvo relación muy fuerte con los huéspedes de la pensión: el tenor Rivero Silva, el poeta, el narrador de la historia, y la dueña de la pensión y su hermana, ellos consiguieron acercarse a él. Y se sentó con ellos en la mesa común y no en la cocina como al principio.

   Cada día, en la pensión, el tenor Rivero Silva con sus ensayos tempranos causa como respuesta a un rugido del león del zoológico de la Villa Borghese. Este león rugía por Margarito, demostrándole compasión según concluye el vigilante del zoológico. Un día, El tenor envió a Margarito una chica desnuda como solución de su soledad y  su triste, pero cuando le muestra a la santa, ella escapó despavorida.

   En otoño, el tenor y sus compañeros de la escuela del cine llevaron a Margarito a la casa de su maestro Cesare Zavattini para que hiciera una película con el tema de la santa. Zavanttini cuando miró a la santa rechazó la idea y dijo que esta idea no sirva para el cine porque nadie lo creería en esta historia. Pero después de poco tiempo él dijo que pudo hacer película si Margarito hace el milagro de resucitar a la niña, pero Lakis, uno de los compañeros del tenor y un discípulo de Zavanttini, negó la idea.

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