Mi gemela perdida

                                                                Mi Gemela Perdida

Carolina tenía seis años cuando fue a la feria cerca de una playa en el lugar de Santa Mónica, era una niña alegre e iluminaba cualquier día oscuro de los demás, era muy habladora, inteligente y le gustaban mucho los osos de peluche, siempre andaba uno con ella a cualquier lado que fuera. Sus padres eran una pareja como todas las demás, tenían peleas frecuentes porque ninguno estaba de acuerdo en base a la forma en que cuidaban a su hija, pero tampoco sabían cuál era la forma correcta, en una de esas, cuándo la mamá fue al baño y el padre que según estaba a cargo se distrajo en un juego, Carolina se alejó, pues era una niña bastante curiosa.

Tan curiosa que llegó hasta la orilla de la playa, la cual estaba cerca de la feria, al llegar y checar la hermosa vista que se plasmaba ante su vista se encontró con un juego muy misterioso ya que no estaba como tal en la feria, su curiosidad fue tanta que no pudo evitar ir hacia ese juego que más bien era carpa. Al llegar se dio cuenta de que era “La Casa de los Espejos”…Una vez que entró se fijó que el lugar era mu tenebroso, era oscuro y tenía pinta de ser viejo pero su curiosidad la invadía, al estar frente a el primer espejo se sorprendió pues en la corta vida que llevaba no había visitado un lugar así hasta aquel momento; como era la primera vez que visitaba algo así, se quedó petrificada delante de un espejo, mientras que en él veía a los demás a su alrededor…La cosa se puso más aterradora cuando su reflejo hizo un movimiento que no fue el mismo de Carolina, en un abrir y cerrar de ojos su disque reflejo la empezó a ahorcar, algo de lo cual Caro se pudo librar y al hacerlo corrió lo más rápido que pudo hasta llegar de nuevo a la feria y reencontrarse con sus padre que andaban desesperados buscándola. En el camino hacia casa los padres no dejaban de pelear y ambos se echaban la culpa porque casi pierden por completo a su hija.

Algunos días después empezaron a ver cambios drásticos en base al comportamiento de Carolina, cambios como que era más callada, más distante, seria y su vicio con los osos de peluche se habían ido, algo que ella había querido por varios años. La desesperación de los padres para que su hija volviera a ser la misma que hace algunos días o semanas los llevó con algunos psiquiatras que simple y sencillamente no podían o no sabían qué hacer.

Pasaron los años y Carolina ya tenía su familia, dos hijos llamados Emiliano con dieciséis y Michelle de doce años, también su marido llamado Emmanuel, ellos tenían una casa de verano situada en Los Ángeles a la cual fueron en esta ocasión, Emmanuel al conocer una playa cerca, les habló a la familia sobre que tenían que ir y se las describió pero la playa les pareció muy bonita así que aceptaron ir ese mismo día. Al llegar Carolina se dió con la sorpresa de que era la misma playa de Santa Mónica incluso con la feria, nerviosa, decidió bajar e ir.

Ese mismo día por la noche Carolina decidió contarle a Emmanuel lo que le pasó cuando tenía seis años y también que sentía que desde esa noche esa misma niña (la cual podríamos llamar gemela) la seguía, que era como su sombra y eso la aterraba porque se le venían muchas cosas aterradoras en base a los que su “gemela” le podría hacer porque estaba casi segura de que quería tomar algún tipo de venganza en ella ya que logró escaparse esa vez, y por lo tanto, todos esos pensamientos la aterraron en lo que fue de su vida, por la expresión que su esposo puso, ella pudo notar que no le creyó del todo pues le costaba mucho analizar todo eso.

 De repente llegó Emiliano diciéndoles que había una familia fuera como al inicio del pasillo que llevaba a la puerta principal, aquí las reacciones fueron diferentes pues Emiliano, Michelle y Carolina estaban aterrados al enterarse de la familia, en cambio al padre le enojó mucho el pensar que tal vez estaban invadiendo su propiedad; así que furioso agarró un bate y fue hacia la puerta principal para alejar a esa tal familia, salió y después de varias amenazas la familia seguía paralizada al comienzo del pasillo y por lo tanto el padre ya empezó a notar que era muy raro eso así que le dijo a su esposa que llamara a la policía a lo que Carolina aceptó por el mismo terror que tenía y le dijeron que en veinte minutos llegaban, algo que los desesperó mucho.

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