NARRACIÓN DE NO FICCIÓN

Título: Permiso tío, somos chilenos

Mariano Ureta

Profesor: Gonzalo Saavedra

Ayudante: Magdalena Espinosa

 NARRACIÓN DE NO FICCIÓN

Cada tanto, el ambiente usual de la micro c09 se ve alterado. El bus recorre un trayecto que comienza en El Huinganal en Lo Barnechea, y termina en la Ciudad Deportiva en La Reina, es comunicadora directa de diversas estaciones de metro, convirtiéndose en un atractivo medio de transporte para los hinchas que se dirigen a alentar a la selección chilena de fútbol.

Durante una semana normal, y como en cualquier otra micro, la c09 se encuentra compuesta por pasajeros de diversas ocupaciones y edades, sin embargo, a medida que llega a Las Condes, comienza a haber una polarización de personajes que la ocupan: Estudiantes y trabajadores. Las comunas de Las Condes y Lo Barnechea, por las cuales transita este alimentador, están en constante crecimiento por lo que la oferta de trabajos, especialmente de índole obrera, aumenta en grandes cantidades. Además, este bus pasa justo por fuera de varios establecimientos de educación básica, media y superior.

     El martes 6 de septiembre, en la esquina de General Blanche con Padre Hurtado, se encuentran en el paradero 4 personas. Una mujer con un bebé en los brazos, un joven con shorts rosados y la polera de Chile, quien no despega su mirada del celular sentado a su lado, y de pie, unos metros a la derecha, una mujer de piel oscura y trenzas en el pelo que zapateaba su pie izquierdo con rapidez esperando a que pasara el bus en cuestión.
     Son aproximadamente las seis de la tarde cuando la escena cambia bruscamente: Un grupo de 13 hombres, con banderas en sus manos y vestidos de rojo, se dirigen hacia el paradero golpeteando y gritando, para ir a ver el partido de Chile contra Bolivia.
  En un principio la escena es alegre, se denota esa actitud patriótica, la hinchada de la roja solo se limita a cantar y saltar. Al llegar la micro la situación se torna un poco más tensa. Los hinchas se apresuran y se posicionan frente a ambas puertas del bus antes de que los primeros ocupantes del paradero pudiesen siquiera pararse. Comienzan a subir y se escucha de manera intercalada el sonido ¨bip¨ de las tarjetas al pagar y un tímido ¨permiso tío¨ de quienes no cancelaban, predominando esta última opción luego de que subieran los primeros 6 pasajeros.

El chofer con el ceño fruncido por la falta de cultura, cierra la puerta luego de que se subiera de último el joven de pantaloncillos rosados. Y continuó haciendo su trabajo, manejar la máquina.

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