¿Quién se ha llevado mi queso? (Reseña)
Enviado por Gabriel Gutiérrez • 25 de Agosto de 2018 • Reseña • 1.651 Palabras (7 Páginas) • 400 Visitas
¿Quién se ha llevado mi queso?
Esta historia trata de cuatro personajes que viven en un laberinto buscando queso, el cual sería su alimento que los haría felices. Dos de ellos son pequeños ratones llamados Fisgón y Escurridizo, mientras que los otros dos, son personitas liliputienses, con un cerebro bastante complejo, llamados Hem y Haw.
Los cuatro personajes buscaban queso dentro del laberinto, cada pareja con una técnica diferente, por ejemplo, Fisgón y Escurridizo utilizaban el sencillo método de tanteo, podían tardar en encontrarlo, pero al final del día lo hacían. A favor de ellos está su instinto, Fisgón con un gran sentido del olfato le indicaba a Escurridizo por donde estaba ubicado el queso, puesto que Escurridizo tenía mucha velocidad para correr, en lo que Fisgón va detrás de él; por otro lado, Hem y Haw, al tener mentes brillantes, poco a poco estudiaban el laberinto, y a través de los días iban descartando los lugares que no dirigían al queso. Tardaron varios días en encontrar el queso, pero al final encontraron un almacén, el almacén “Q”, el cuál estaba repleto de queso y era lo suficientemente grande, que los liliputienses pensaron que jamás tendrían que volver a salir a buscar queso nuevo. Estaban tan orgullosos de su almacén encontrado, que se lo presumieron a los dos ratones, aveces compartían su queso, a veces no. Cuando salian por el queso, utilizaban unas zapatillas para correr, ambas parejas al encontrar el queso, se quitaban las zapatillas al encontrar el queso y se las colocaban en su cuello, para que al terminar de comer, nuevamente se las ponían en los piés para regresar a casa, que era su punto de salida.
Hem y Haw al tener asegurado su alimento en el almacén “Q”, decidieron cambiar de lugar de vivienda a un lugar más cercano al almacén, con la finalidad de descansar más. Los ratones decidieron quedarse en el lugar de siempre, y todos lo días visitiban el almacén “Q”. Conforme fue pasando el tiempo, los liliputienses se sintieron más seguros, puesto que para Hem el queso significaba poder, dinero, y mercancia, mientras que para Haw, el queso era sinónimo de inversión. Su arrogancia de los liliputenses se estaba convirtiendo en su mayor pecado, puesto que era tan pan comido para ellos su labor, que se paraban más tarde que los ratones y en vez de colocarse sus zapatillas para ir a comer, ahora utilizaban pantuflas.
Como era de suponerse, el queso progresivamente se iba a cabar.
Un día, como era costumbre, los ratones llegaron antes que los liliputienses al almacén “Q”, pero se dieron cuenta que ya no había queso, sin pensarla demasiado, los ratones se dirigieron a buscar nuevo queso. Con las zapatillas puestas en el cuellos, se los colocaron y dieron marcha a un nuevo almacén.
Al cabo de un rato, llegaron Hem y Haw, al notar que no había queso, no tuvieron la misma reacción que los ratones, al contrario, Haw se puso histérico y no lo podía creer, y Hem solo se quedó plasmado, callado. Haw tenía más o menos un plan en caso de que esto pasara. Al plantearselo a Hem, este se negó rotundamente, con el argumento de que no era justo, trabajaron lo suficiente como para que el queso se fuera así de la nada. Al escuchar esto, Haw entre sus tantos pensamientos se acordó de los dos ratones, y pensó que muy probablemente ya habían ido en busca de queso nuevo. Cuando le preguntó a Hem de donde se encontraban los ratones, tampoco supo que responder. Haw le planteó a Hem que probablemente ya se habían ido y encontrado queso nuevo, pero la arrogancia de Hem provocó que le diera por respuesta de que que iban a encontrar queso nuevo, si solo son un par de ratones, ellos eran liliputienses, mucho más listos e inteligentes. De nueva cuenta Haw le dijo que era mejor irse de ahí, de igual forma Hem se negó y Haw mejor decidió cesar a su replica. Desanimados y con hambre regresaron a casa. Al día siguiente, probaron ir nuevamente al almacén, pero corrieron con las misma suerte, no hay queso, y de igual forma no supieron que hacer.
Haw siempre le replicaba constantemente a Hem de que tenían que salir, pero este jamás quiso, no aceptaba un cambio. De vez en cuando a Hem se le ocurrían varias ideas que supuestamente corrigirrían este problema, pero todas y cada un de ellas trataban de quedarse en su almacén. En una ocasión, el supuso que el queso había sido escondido detrás de la pared, por lo que al día siguiente regresaron al almacén “Q” y con mucho esfuerzo y trabajo, lograron perforar la pared del almacén con sus herramientas del trabajo. Lo que descubrieron es que tampoco había queso.
Al mismo tiempo, los ratones después de tanta busqueda, dieron con un gran almacén, el almacén “N”, cuyo lugar era el más grande que habían encontrado, con nuevos tipos de quesos que nunca habían conocido.
Pasado un tiempo, Haw fastidiado por no poder iniciar con una búsqueda nueva por culpa de seguir a Hew, y con ideas emprendedoras, un día agarró sus zapatillas para correr, las cuales le costó trabajo encontrar debido a que las botó en su casa sin siquiera preocuparse donde las dejó. Hem al darse cuenta de que Haw iba a volver al laberinto, le reclamó a Haw, argumentando de que era peligroso regresar ahí, lo mejor era esperar en el almacén y que no quería salir, ya que le gustaba estar ahí, a pesar de que ya no había queso. Haw pensó en todo lo que le comentó Hem, aún así decidió salir, no sin antes dejarle un mensaje de motivación a Haw para que el también se aventurara. Sin más, comenzó su búsqueda, dejando a Hem solo.
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