Reseña de la obscuridad literaria

Reseña de Hernández Carlos, “miedos analíticos”: el sentido del secreto

La retórica es una herramienta en el discurso que presenta una dicotomía entre la claridad y la obscuridad del texto narrativo, que convence y persuade al lector de manera que sea guiado a través del discurso a menester del autor. Se debe ser muy cuidadosos en su uso. Carlos Hernández  refiere este tema con Aristóteles, Quintiliano, Dan Sperber y Leo Strauss, para dar concepto en el correcto uso de la obscuridad retórica.

     Según Quintiliano, un buen discurso, debe estar libre de vicios y de excesos para que pueda ser leído de manera aceptable. Esto lleva a que el concepto de opacidad discursiva provoca un incumplimiento del propósito del orador que es la persuasión; que terminará teniendo un efecto contraproducente alejando al receptor e incluso perdiéndolo por completo.

     Para Aristóteles, la claridad es una virtud para expresarse, lo más transparente posible. A pesar de ello, Aristóteles supone que la extrañeza de la palabra es una adornación del discurso y que es utilizado para encantar al receptor. Las palabras poco usadas en el vulgo, cubren para el significado directo, para después descubrirlo y generar un conocimiento en las personas que les provoque la satisfacción de descubrir lo que realmente quiere proyectar el autor.

     Según Aristóteles, es un engaño para la audiencia menos preparada, y que el uso de la obscuridad genera prejuicios por parte de los pares. Se deben tomar precauciones al hacer uso de la obscuridad, ya que se corre riesgo de ganar desconfianza, que como sperber dijo, la reputación del autor influye en la credibilidad ciega que le recae al hacer uso de las obscuritas.

     La obscuridad nos confunde como nos asombra y frecuentemente es usada para externar un sentimiento de superioridad intelectual. La función de la palabra es mostrar lo pensado y la mejor forma para lograrlo según Aristóteles es siendo claros u con elocuencia discursiva directa.

     La claridad según Quintiliano surge de la relación directa entre signos/símbolos y significados semánticos. Y por el contrario la metáfora refiere a la manera indirecta de expresar dichos significados, que suelen interrumpir la comprensión natural del ser humano. La tesis principal de Quintiliano refiere a que la oscuridad es el uso de términos no comunes y palabras bizarras o extranjeras.

     Quintiliano expresa que en el uso del obscurantismo debe justificarse con una explicación breve del verdadero significado aislado de la metáfora. La denotación directa no es clara por sí misma, requiere una referencia que ayude a la audiencia a entender la intención del autor. Así mismo, lo que puede ser claro para un grupo de personas, no lo es para otro grupo.

     El fin del uso de la opacidad semántica es para pasar como erudito y las palabras son muestra de un mayor conocimiento  así como los neologismos que el orador trata de expresar una idea muy rebuscadamente y con palabras que caen en la extrañeza. Quintiliano condenó fuertemente a los empleadores de las obscuritas y no es aconsejable que la práctica se  use en el estilo oratorio.

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