Resumen cap. 7 los ojos de aril
Enviado por CrisPorras1716 • 18 de Agosto de 2015 • Ensayo • 1.264 Palabras (6 Páginas) • 166 Visitas
Capitulo 7
Por la mañana ya tenía todo preparado para marcharse, don Leo se levantó mas temprano para prepararle el desayuno.
__Don Leo… quisiera preguntarle por su animo, usted siempre está alegre y muy contento, ¿por qué?__ le pregunto Gabriel muy interesado, __es una promesa, tuve un disgusto con mi madre, y le dije que era una tonta, esa misma noche soñé que había muerto y que lo último que había echo fue pelear con mi vieja, el asunto es que desde ese día prometí cuidar mis palabras__ le contestó
Gabriel le quiso dar un abrazo a don Leo, pero el machismo de ambos los obligó a darse un simple apretón de manos, el viejo reclinó su cuerpo en el marco de la puerta, lanzó una sonrisa y levantó la mano en alto, nunca más volvió a ver a don Leo, se despidió del árbol de la colina y de doña Nonó, fue la única vez que le dio una sonrisa mientras se despedía.
Él no quería irse sin despedirse de Lucía, miró largo rato cerca de su dormitorio pero no abrió la ventana, empezó a bajar la loma y mientras escuchó las notas de la flauta comunicando un adiós.
Luego de unos minutos emprendió el camino.
El padre Juanito le estaba esperando en la iglesia, para darle las indicaciones del viaje, tomó a Cholito por la correa y empezó a caminar mirando hacia atrás.
Ya en el bus, el chofer se dispuso a partir, se dirigió a su asiento y abrió la ventana.
Llegó a la capital y empezó a caminar entre el gentío, nadie le contestó los saludos.
Abrió el mapa que el padre Juanito le había dado, buscó el parque central, después de andar llegó a un barrio pobre donde estaba el Seminario Central de los Misioneros Combonianos.
Un hombre de pelo muy peinado y traje elegante lo recibió y le dijo que ya los tenía preocupados, le enseño su habitación y horario que debía seguir estrictamente, __ este es un lugar de oración, por lo tanto le agradeceríamos no prender la radio, sólo para escuchar el rosario, entre otras cosas que ira conociendo__ le dijo el hombre, __No se si el padre Juanito le dijo que yo venia para aprender a ser profesor y no a rezar__ le dijo Gabriel, el hombre se echo una risilla y dijo: __aquí todos oramos día y noche, miró al perro y trató de cargarlo, pero Cholito no se dejó__le dijo, __ aquí no aceptamos mascotas pero el padre Juanito pidió una excepción.
Después de conocer su habitación bajó al comedor, un hombre de edad avanzada, empezó un discurso y le dio la bienvenida, primero debía sacar bachillerato y luego ir a la universidad.
Al tiempo se dio cuenta de que don Leo se había encargado de otra hacienda, según doña Nonó, don Pedro tenia problemas económicos.
Un día mientras conversaba con un compañero del seminario salió el tema de Lucía, el le dijo que seguramente ella no se acordaba ya de él al escuchar esto Gabriel se llenó de mucho temor del sólo pensar que fuera cierto.
Pasó varias semanas pensando en que el tiempo le había alejado más que la distancia de Lucía, las llamadas se hicieron menos frecuentes y sabía menos de ella, porque don Pedro no permitía la visita ni de profesores ni del padre Juanito.
Un día recibió un mensaje del padre Juanito, que decía que don Pedro y su hija se marcharían al amanecer, esa noche no cenó mientras todos lo hacían Gabriel salió de su dormitorio de puntillas para que no lo escucharan, una de las cocineras lo vio y entendió que se escapaba del seminario.
Salió muy rápido de San José para ir a ver a Lucía, trató de recordar el camino hacia las Brisas hasta que logró llegar, se acercó hasta la ventana del cuarto de Lucía sin hacer mucho ruido para que nadie se diera cuenta de su presencia, cuando ella supo que era Gabriel sonrió y se quedaron hablando un rato ni siquiera ella sabia para donde se irían entonces Lucía le dijo que trataría de ubicarlo a él en donde se encontrara, se despidieron como no lo hicieron la primera vez.
Se alejó hasta el árbol de la colina, se ocultó mientras vigiló la partida de su amada para tratar de saber su destino.
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Capitulo 8
Se quedó pensando en como terminar sus estudios y convertirse en profesor y que don Pedro aceptara sus intenciones con Lucía, pero era tarde pues ya se habían marchado justo cando lentamente lo estaba aceptando oyó de nuevo aquella voz que le aconsejaba lanzarse del barranco hace varios años, recordó su dolor por la partida de su amada y creyó en que esa era una opción al instante se armó de valor y fue al barranco pero no para lanzarse sino para enfrentarle, después de una larga disputa entre ambos Gabriel tomaba de las enseñanzas de Lucía para no perder la esperanza de una nueva alegría y nuevos triunfos, él se sintió vencedor de el enemigo sabiendo que fue sin ayuda alguna y sólo con las enseñanzas que su paso por la Brisas le había dejado.
Luego empezó su regreso al seminario, de camino descubrió que “existen momentos que cambian toda una historia y que siempre habrán voces y barreras intentando detener a quienes empiezan a caminar.”
Cuando llegó a Zarcero encontró a muchos que le daban la bienvenida por su futura labor en el colegio, el padre Juanito y él empezaron a recordar sus anécdotas de cuando Gabriel era monaguillo y como mantenía a los niños callados, ese mismo día el padre lo invitó a la casa cural para que siguieran hablando; mientras caminaban le entregaron la llave de una casa que le serviría para su regreso a Zarcero, entonces vino a su mente el recuerdo de que ya habían demolido la casa de don Leo y que ya no podría regresar a esta.
Vino a su mente el recuerdo de Lucía y le preguntó al padre si no sabia algo de ella, el le dijo que aún no, tratando de consolar su angustia y de darle ánimos.
A la semana siguiente empezó las lecciones y notó que estaban muy retrasados por falta de profesor, entonces se dispuso a ponerlos al corriente de nuevo.
Con mucho esfuerzo logró terminar el ciclo lectivo, y muchísimo era el esfuerzo porque ya se había dado cuenta que se estaba enfermando por tantos cambios emocionales que tenia diariamente…
Llegaron las vacaciones y Gabriel no salía de su cuarto pensando en su amada, los lugareños trataban de saber que tenía haciendo pócimas extrañas para curarlo, pero en un momento apareció un hombre y dijo que tenia lo mismo que el cuando su amada lo abandonó sin darle tiempo de expresarle su amor para casarse con otro, y lo dejó esperando otra vida para encontrarla de nuevo… todos quedaron confundidos y sin darle importancia continuaron con sus remedios infalibles.
Después de varios días tomó el valor de ir hasta el árbol de la colina porque ya no podía seguir así, acarició el lugar donde había enterrado a Cholito que murió por el peso de los años; estando por muchas horas recordando toda su vida en Zarcero empezó a ver todo nuevamente con color y alegría, recordó la simpatía de don Leo cuando le conoció, se imaginó a Lucía en una gran ciudad en su habitación jugando con el anillo de dos corazones opuestos, en medio de sus pensamientos descubre que “ la mujer de ojos ciegos le enseñó a ver.”
“Y en ese lugar, más allá de lo lejos alcanzado por imaginación alguna, donde el recuerdo no muere en muerte de olvido, se ve la tarde caer.
Fin.
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