Sarcopenia.

INTRODUCCION:

El término sarcopenia proviene del griego sarkos (carne, músculo) y penia (pérdida, desgaste); hace referencia a la pérdida involuntaria de masa muscular esquelética que se produce con la edad. Se considera que la sarcopenia forma parte de los cambios normales que se asocian al paso de los años, aunque si coexiste con otras enfermedades puede acentuarse. La pérdida de masa muscular ligada a la edad es universal y se ha observado incluso en ancianos que realizan una actividad deportiva intensa. Se plantearon dos términos derivados del griego, “sarcopenia” y “sarcomalacia” (malakós – μαλακ’oς, que significa “blando”), siendo el primero el que se ha consolidado como de uso habitual, y representando actualmente uno de los mayores desafíos de la atención al paciente geriátrico. Sin embargo, pese a los grandes avances en su conocimiento que se han producido (y se siguen produciendo), son todavía numerosas las áreas de incertidumbre. Aunque la idea intuitiva es fácil de transmitir con ese término, no hay límites claros para definir lo que es sarcopenia y lo que no, especialmente de cara a la repercusión funcional que ocasione la pérdida de masa muscular.

La sarcopenia es un problema que se ha identificado sobre todo en los adultos mayores. Se ha definido como la pérdida de masa y función muscular asociada con el envejecimiento y que pone en mayor riesgo al que la padece de tener desenlace desfavorable (caídas, pérdida de la funcionalidad, ingreso a asilos, muerte). Existen diversas herramientas para detectarla, desde cuestionarios de auto reporte, hasta la realización de pruebas para la evaluación de la masa y función muscular. Dependiendo el tipo de evaluación utilizada para su diagnóstico su prevalencia va desde un 5% hasta casi el 40% de los sujetos mayores de 60 años.

Les cierto que la sarcopenia es un problema reconocido y en el cual aún hace falta mucha información alrededor de la misma, hay datos acerca de los factores que predisponen a padecerla. A grandes rasgos se puede dividir en dos grupos: no modificables y modificables. Dentro de los primeros, la mayoría de los estudios son consistentes en encontrar que la edad (a mayor edad más grande el riesgo de padecer sarcopenia) y ser mujer son factores son factores predisponentes para desarrollar este problema muscular. Dentro de los factores modificables, se pueden dividir en aquellos asociados a la actividad física y nutricional. Dentro de estos factores modificables un tercer grupo corresponde a los factores que no han demostrado sólidamente predisponer padecer sarcopenia, pero que la evidencia apunta a que pueden ser factibles de ser intervenidos y por ende prevenir el posterior desarrollo de sarcopenia. Dentro de este grupo se encuentra el tabaquismo, la utilización de corticosteroides, las enfermedades inflamatorias crónicas y el uso de algunos medicamentos. Es en aquellos factores de riesgo modificables en donde se pone el mayor énfasis para la aplicación de intervenciones que disminuyan el riesgo de presentar este problema.

Actividad Física

Un estilo de vida sedentario tiene un efecto negativo en distintos ámbitos de la salud. Lo mismo sucede con la masa muscular que requiere de ejercitarse para conservar un volumen apropiado y una función normal.

El ejercicio de resistencia, es decir, el levantamiento de pesas (principalmente), es el que más beneficios ha tenido para el desarrollo de la masa muscular. En algunos casos no siempre está disponible esta clase de actividad, por lo que se pueden sustituir con actividades cotidianas, como cargar bolsas del supermercado.

El ejercicio anaeróbico también mejoran la fuerza muscular, actividades tales como el baile, ir en bici y caminar a lugares cercanos se utilizan desde hace mucho tiempo con resultados positivos para la conservación de la funcionalidad.

Evitar el reposo absoluto (encamado) por periodos prolongados (más de diez días), ya que se se ha observado que incluso en adultos mayores considerados sanos, puede haber una pérdida de hasta el 16% de fuerza muscular y 6% de masa muscular.

Aspectos Nutricionales

La prevención de la sarcopenia a través de elementos nutricionales se ha enfocado principalmente en las proteínas y vitamina D. Aun así, existen pruebas de que otros componentes también pueden ser útiles para este fin, como

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