Todas las sangres

La epopeya comienza con la presencia de Don Andrés Aragón de Peralta, cabecilla de la familia más destacada del pueblo de San Pedro de Lahuaymarca, en los buenos países del Perú. Vestir Andrés, efectivamente viejo, sube a la cumbre del carillón de la congregación del pueblo y desde ese punto denosta a sus dos hijos, Don Fermín y Don Bruno, a quienes culpa de apropiarse de sus territorios; además, informa de su autodestrucción, dejando como legado a los indígenas toda la mercadería que en realidad guardaba. Como resultado, se retira a su casa e ingiere veneno.[pic 1]

Los dos hermanos, Don Fermín y Don Bruno, viven en incesante disensión. Wear Bruno reclama el rancho «La Providencia» donde viven unos cientos de indígenas como peregrinos o siervos. Wear Bruno es un católico acostumbrado y exagerado, que restringe el avance de llegar a sus propiedades ya que acepta que esto inevitablemente arruinará a sus indígenas, inmunizándolos con la supuesta sustancia tóxica de beneficio.

Un punto culminante característico de Don Bruno es su pasión sexual desenfrenada que lo impulsa a tener y agredir a numerosas mujeres, considerando todas las cosas, edades y condiciones sociales. Por su parte, Don Fermín es el propietario de la mina Aparcora, que intenta abusar de ella prestando poca atención a la insaciabilidad de las organizaciones transnacionales. Wear Fermín se dirige a la empresa público-privada y necesita avances y avances para llegar al distrito, contradiciendo así a su hermano. En todo caso, para investigar la mina necesita como jornaleros a los indios de Bruno, quien consiente en entregárselos, contando con el requisito previo de que le permita vivir tranquilamente en sus territorios.

Es entonces cuando entra en escena Rendón Willka, un «exindio», es decir, un local transcultural, que ha vivido bastante tiempo en Lima y que ha perdido parte de su legado social, pero que más ha resguardado. importantes cualidades habituales del. Rendón Willka está empleado como capataz de la mina, sin embargo, a partir de ahora tiene la motivación clandestina para impulsar la batalla por la libertad de sus hermanos de raza y cultura. Volviendo a la mina, por fin se encuentra la veta de metal plateado y Don Fermín se va a Lima para intentar enmarcar una organización con capital peruano, ya que estaba descapitalizado.[pic 2]

En cualquier caso, Whistert-Bozart tiene mucha fuerza y ​​finalmente prevalece el impacto en lo que respecta a conseguir que Don Fermín le ofrezca la mina, después de una reunión que ocurre en una estructura de capital. Wear Fermín acaba cediendo ante el hecho de que no puede rivalizar con la tremenda transnacional. La organización percibe un nivel de las ofertas en la mina y elimina los costos subyacentes de la investigación.

Wear Fermín opta por poner este dinero en el negocio de la pesca, ganando plantas procesadoras de harina y conservas de pescado en Supe, que serán supervisadas por su hermano por matrimonio, mientras él vuelve a visitar San Pedro, preparado para crecer y modernizar su rancho «. La Esperanza « Luego, la organización minera requirió agua para hacer represas para ayudar a la mina y para ello consiguió una solicitud judicial que obliga a los propietarios de San Pedro a vender sus tierras de cultivo del rancho «La Esmeralda». Los vecinos no lo hacen, y como disidencia optan por consumir el pueblo, abandonando el lugar.

...