Un cuento de navidad
Enviado por Ury Escobedo • 2 de Diciembre de 2017 • Trabajo • 808 Palabras (4 Páginas) • 674 Visitas
UN CUENTO DE NAVIDAD!
Había una vez…
Un hermoso y pintoresco pueblo, lleno de luces de colores y alegría, pues ya se sentía en el aire la navidad, ahí se encontraba una juguetería que muy pocos visitaban, su dueño era Don Caralampio, un viejito muy simpático y bonachón, que le gustaba mucho hacer juguetes para los niños y niñas que Vivian en ese pueblo.
Diariamente, Don Caralampio se ponía admirar cada una de sus creaciones y exclamaba: >>> ¡¡Que hermosa me quedo éste!! ¡¡ Y éste!! ahhh, y ésta también! <<<
- Tenía soldaditos de plomo, que estaban listos para marchar.
- Fuertes superhéroes, que esperaban para defender al mundo.
- Hermosas bailarinas con sus trajes de tul.
- Muñequitas preciosas de muchos colores.
- Bellísimos unicornios del país de los cuentos.
- En un rinconcito estaba un antiguo reloj de péndulo, que marcaba el pasar del tiempo.
Un tiempo que, Don Caralampio no tenía, pues ya estaba muy cansado y su única preocupación era que aún no podía terminar de elaborar los juguetes, y tenerlos listos para la navidad.
Y justo esa noche, sin que Don Caralampio lo supiera, estaban unos duendecillos traviesos, que junto con él, estaban elaborando los juguetes.
Estos duendecillos eran muy trabajadores, sacudían aquí, limpiaban allá, acomodaban los moños de las cajas de regalos ya estaban casi listos para esperar la navidad.
>>> ¡¡Rápido, apresúrense, ya casi es navidad y todos los juguetes deben de estar listos para alegrar a los niños! <<<
Don Caralampio, muy cansado de trabajar se sentó junto a la ventana y comenzó a ver a lo lejos una estrella que resplandecía en el cielo, cerrando los ojos pidió un deseo; >>> ¡¡Oh hermosa estrella, como deseo que mis juguetes den felicidad a todos los niños, mis juguetes son tan bellos que merecen tener vida propia! <<< dio un suspiro y se quedó dormido.
Mientras tanto en la ventana de la juguetería se asomó una carita, era Ángela, una niña del pueblo, que observaba con entusiasmo todos los juguetes que había adentro, y se imaginaba: Ser mamá de las muñecas, sargento de los soldados, amiga de los superhéroes, abrazar un hermoso unicornio, y sobre todo bailar junto a las bailarinas.
Emocionada tocó a la puerta de la juguetería varias veces, pero, nadie le abrió, pues Don Caralampio estaba profundamente dormido y no la escuchó.
De pronto, una luz iluminó la entrada de la juguetería y apareció una brillante estrella, era la misma estrella que Don Caralampio había admirado antes de quedarse dormido en el sillón.
La estrella abrió la puerta de la juguetería y junto con los duendes guiaron a Ángela hacia las vistosas cajas de juguetes y la invitaron a disfrutar de esa noche hermosa en vísperas de navidad.
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