Un pozo con un oscuro secreto

Un pozo con un oscuro secreto

En el año 1814 una familia campesina tomó la decisión de construir un pozo a entradas del bosque en el cual almacenarían el agua necesaria para sus comidas, Nelson Ferreira, conocido granjero de 39 maños de edad, se encargó de construir aquel pozo con ayuda de sus dos hijos de 11 años, Miguel y Esteban Ferreira. Nelson les dijo a sus hijos las dimensiones que tendría el pozo: 4 metros de altura, 2 metros de diámetro, 6.28 de circunferencia.

Los dos niños aceptaron y comenzaron a ayudarle a su padre a conseguirle los materiales necesarios, pero no tenían suficiente dinero para aquellos materiales. El pueblo era llamado la Troca, este se ubicaba en Braga, Portugal. Los dos niños fueron a la Troca a conseguir los materiales con los que les alcanzaba su dinero, solo consiguieron comprar 200 de 500 ladrillos necesarios para la construcción del pozo. Estos estaban tristes por no poder comprar los suficientes materiales y también debían pagarle a alguna persona para que les ayudara a llevar los ladrillos a su hogar.

Un hombre encapuchado vestido con lo que parecía ser una bata negra de cuero bastante sucia, vieja y en mal estado, los vio quejándose y les preguntó la razón de su tristeza, a lo que ellos le dijeron: “Queremos construir un pozo en nuestra casa para almacenar agua, pero no tenemos suficiente dinero para los materiales ni para contratar a alguien para ayudarnos a traerlos a nuestra casa”. El encapuchado les propuso un trato que consistía en que ellos le tenían que entregar a su padre como esclavo y él les daría suficiente dinero como para comprar los materiales necesarios, ellos pensaron en la propuesta durante un rato, pero estaban atónitos en cómo le iban a entregar su padre para que sea esclavizado.

Los dos niños idearon un plan para engañar al encapuchado, aceptaron la propuesta del encapuchado y este les dio un cofre con monedas de oro y pequeñas cantidades de gemas preciosas. El encapuchado les dijo que los veía luego de que construyeran el pozo para recoger a su papá, luego este desapareció en un callejón oscuro y los dos niños fueron felices a comprar los materiales y también contratar a un hombre con una carreta en la que llevarían todos los materiales a la casa.

Al llegar a su casa Nelson tenía ya hecho el hoyo de 4 metros cavado, él estaba sucio y totalmente agotado con la respiración agitada de tanto trabajo que había hecho. Los dos niños le gritaron: ¡Padre ya tenemos los materiales para el pozo! El papá impresionado les preguntó cómo lograron pagar todo eso, ellos le mintieron diciendo que el hombre de la tienda le ofreció un precio ajustado a su presupuesto. Su padre muy feliz le agradecido a sus dos hijos por el gran favor.

Los dos niños solo no iban a cumplir con el trato hecho por el encapuchado.

Luego de 3 años la construcción del pozo finalizó y de inmediato el hombre encapuchado los fue a visitar para capturar a el padre de los chicos.

Los dos niños habían crecido teniendo ahora 14 años, estos consiguieron trabajo en el pueblo como sirvientes del rey Manuel II, ellos trabajaban en el palacio Da Pena, en esa {época hogar de Manuel II. Ellos cumplían con las peticiones del rey y con la paga que recibían apoyaban a su padre a sostener el cultivo.

Aquel día en el que el hombre encapuchado vino ellos estaban en casa ayudando a su padre a regar los cultivos, hacía mucho frío y el cielo se oscureció como llamando una tormenta, ellos agradecidos con esta tormenta para facilitar su trabajo se fueron a su casa a comer algo, su padre los acompañó, pero este vio una silueta de un hombre a lo lejos que lo miraba fijamente. Nelson se asustó mucho pensando que los iban a asaltar así que les advirtió a los chicos de que corrieran rápidamente a la casa. Ellos también vieron la silueta y recordaron inmediatamente al trato que habían hecho en la Troca y se dijeron así mismos: ¡Já chegou! (ya llegó). El padre les preguntó de que hablaban y ellos le dijeron lo del trato y que él hombre venía a raptar al padre. Nelson se asustó y buscó una escopeta que guardaba, luego el timbre sonó y se veía en la ventana un hombre del cual no se le veía la cara, pero estaba encorvado y vestía como cuando había hecho el trato. Luego este les gritó: ¡¡¡Venho por Nelson Ferreira!!! Nelson trató de dispararle, pero no podía, estaba hipnotizado por el hombre, luego este rompe la puerta y grita: ¡O poço foi muito bem feito Nelson! (el pozo quedó muy bien hecho Nelson). Luego el cuerpo de Nelson flotó y siguió al hombre encapuchado, ambos desaparecieron entre la tormenta y los cultivos. Los chicos se escondieron bajo sus camas llorando por la vida de su padre y arrepintiéndose del error que cometieron, ellos salieron de su escondite y no encontraron a su padre por lo que aceptaron su desaparición.

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