VIAJE AL INTERIOR
Enviado por Krshna Zamudio Varela • 6 de Abril de 2022 • Ensayo • 1.182 Palabras (5 Páginas) • 79 Visitas
Viaje hacia el interior
La literatura de viajes en Colombia estuvo presente desde el siglo XX, en donde la construcción de nación se encontraba plasmada por el viajero. Este ha tenido gran relevancia, debido a la amplia diversidad cultural, social y política que trae de la ciudad. Por medio de ello, se han gestado narrativas que ayudan a comprender todo aquello en lo que se ha convertido el sujeto al paso del tiempo. En ese sentido, el rol del viajero no solo podría reducirse a la memoria de la cotidianidad, pues también representaban problemáticas del momento y que aún perduran en el imaginario.
El viaje en la literatura Colombiana es un pretexto para que el individuo pueda hallar su propia identidad.
La ciudad como promesa moderna acentúaba las utopías que se mostraban a los ciudadanos como un faro de la existencia, las cuales conducían al sujeto nómada a buscar su idiosincrasia. Dicho espacio fue idealizado en un momento dado, pero finalmente se observa que se ha quedado navegando en ambivalencias, pues más que presenciar una amalgama de oportunidades, el sujeto ha resbalado por un tobogán de despropósitos. Cruz (2013) expresa:
La humanidad no es hoy mejor ni peor que ayer en términos morales. Es quizás la misma de siempre en su trágica ambivalencia. La diferencia es que hubo un tiempo en que para la modernidad la ciudad era el lugar de la Esperanza y la Luz de la Razón, mientras que hoy es el lugar del sinsentido, del nihilismo ambulatorio y una alta dosis de desesperanza.
Con base en lo anterior, el ser humano ha querido vencer este exceso de realidad por medio del viaje, el cual le permite salir de las periferias en busca de su identidad. Este viaje no comprendido únicamente como el abandono de un sitio determinado, sino también como un viaje hacia su interior.
En ese horizonte de sentido, el individuo busca hallarse en nuevas prácticas que lo alejen de ese ruido del exterior. Así pues, es preciso mencionar la novela publicada en 1934 denominada 4 años a bordo de mí mismo de Eduardo Zalamea Borda, pues este tópico comprende su hilo conductor. En esta se narra la historia de un viajero de 17 años de edad de la ciudad de Bogotá, cuyo destino es la península de la Guajira. Este se dedica a narrar las experiencias de todo lo que le acontece al valerse de otros personajes y diferentes paisajes que enriquecen la obra.
A partir de ello, se puede destacar la perspectiva que tenía el personaje principal mientras reflexionaba acerca del propósito de su viaje.: “He prometido hablar del objeto de mi viaje. Pero en verdad, mi viaje no tiene objeto”(Zalamea, 1934. p.11). En pocas palabras, su vida no pertenecía a la de un turista, pues él se abandonaba a la experiencia como todo un viajero que no pertenece a lugares fijos. De esta manera, se valía de todo aquello que había vivido en la ciudad para repensar su entorno y las prácticas que se llevaban a cabo.
Ahora bien, es importante mencionar que la figura del viajero se construye a partir de todo ese bagaje cultural con el que se cuenta. Por ello, es relevante ahondar en esa visión de mundo que tiene el sujeto nómada.
Me aburría profundamente y concienzudamente en esa corta ciudad. Leyendo libros estúpidos de Ricardo León, Jorge Ohnet y Henri Bordeaux. No llegaban libros de otros autores y todos los ciudadanos se creían grandes poetas y literatos. La ciudad era pintoresca, a pesar de todo. Resultaba maravilloso como espectáculo. Pero no existe un espectáculo tan decididamente divertido que pueda curar el aburrimiento perenne. Y un día resolví irme. Sin saber para dónde. Un abuelo mío había sido pirata. Un abuelo o bisabuelo. No lo recuerdo exactamente. Yo no sabía para donde irme. Pero eso no me importaba. Lo único necesario era salir de allí (Zalamea, 1934, p.12)
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