Vidas pasadas: La señora Aeskian.

Vidas pasadas: La señora Aeskian.

   Yacía, colgado de una de las paredes de la sala, un cuadro donde se explicaban las diferentes formas que había de hipnotismo. Éstas advertian ser distintas por muchas características, sin embargo, no había contraste entre ellas más que los métodos para llevarlas a cabo. El resultado era el mismo.

   La primer forma, la hipnosis Freudiana basada en la sugestión. El paciente sigue las instrucciones del hipnotizador, ya sean verbales (como, por ejemplo, diciendo "¡dúermete!"), corporales, o visuales (ya sea con fotos o vídeos de imágenes hipnóticas.)

   Mientras que la hipnosis Ericksoniana no es sugestiva, sino que solicita la participación del paciente durante la sesión.

   Una sesión de hipnosis se lleva a cabo en forma de una sencilla conversación en la cual el paciente se encuentra en estado de profunda relajación y accede lentamente a su inconsciente, con total libertad. Por el otro lado, el terapeuta mantiene la conversación y lo lleva a encontrar por sí mismo la solución a sus problemas.

  Mi vista se dirigió a la mujer que estaba sentada, con una actitud de incómoda, sobre el sofá de la sala y me quede quieta, observandola con detenimiento. Su zapato golpeaba contra el piso y sus manos pasaban de estar entrelazadas a hacer un largo camino por su cabello. Los orbes verdes de la señora miraban detalladamente el lugar donde nos encontrábamos y dado a los movimientos anteriores, supe que estaba nerviosa.

  El señor Adesky, médico psiquiatra con posgrado en hipnosis, invitó a pasar a la mujer, cuyo nombre (según oí) era Narek Aeskian, a su consultorio y fui detrás de ellos. La señora me miró de reojo, y la mirada que me dedico no era precisamente una de agrado.

  Podría apostar toda mi vida a que ella no tenía ni idea de lo que se trataba la hipnosis y que probablemente se lo habían recomendado nada más y había pedido un turno sin informarse previamente.

- Doctor. - Llamó la atención del único hombre allí.- ¿Quién es ella? - Masculló, enojada.

- La señorita es una aprendiz. Estará aquí para observar y ayudar. Espero que no se enfoque en su presencia, sino en lo que le voy diciendo durante la sesión. - Respondió con una sonrisa en su rostro y sonreí victoriosa. - Comencemos.

  A mi lado había un papel donde se especificaba qué tipo de hipnosis quería la mujer. Hipnosis Freudiana que la llevara a recordar sus vidas pasadas.

  El médico se acercó a la paciente y comenzó a estudiarla con los ojos. Por el momento, había mantenido su postura incómoda y no dudaba ni un segundo en que el hipnotizador podía notarlo.

- Necesitaré que me haga caso en todo lo que le voy a pedir, señora Aeskian. - Ella asintió y la sesión finalmente empezó.- Cierre los ojos y relájese. - Las luces de la sala comenzaron a apagarse lentamente, sumiendonos en un ambiente tranquilo.- Imagine que frente a usted hay un pasillo largo con una puerta grande al final. Visualice la mayor cantidad de detalles, por favor. Cualquiera que sea el pasillo, usalo cada vez que quieras recordar una vida pasada. Al final del pasillo, proyecte que cuando llegue al final, cuando gire la perilla y abra la puerta, descubrirá una vida pasada. - Narek Aeskian relajó por completo su cuerpo y oyó cada palabra que Adesky decía.- Camine por el pasillo. Haga que cada paso tenga un propósito. Visualice todos los aspectos de éste viaje. Imagine olores, sonidos al entorno, la luz. Y agarre la perilla de la puerta. Siéntela entre tu mano y gírala suavemente mientras la empujas hacia adentro.

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