A La Oriilla Del Viento

Todo comienza con un sueño que tiene DAN (personaje principal) mostrándonos dos cosas, la primera es que para los seres humanos los sueños y la realidad muchas veces pueden confundirse y la segunda es la profecía autocumplidora que el personaje obtiene a través de su yo en un sueño. La Dra. Lowenstern nos demuestra en su libro “sueños y existencia” que todo sueño es una representación proyectiva del yo, haciéndose presente a través de simbolismos oníricos.

En el sueño, DAN cae en una colchoneta, después de un salto que hace de unos aros de gimnasia olímpica y su pierna derecha, específicamente su tibia y peroné explotan en miles de pedazos, haciendo que DAN caiga al suelo. Mientras las personas corren a el, él ve los pies de un hombre que barre sus partes en forma de cristales. Si tomamos del psicoanálisis ésto simbolizaría la castración fálica, una manera de autodestrucción de su parte masculina y activa (siendo que es la parte derecha). también puede simbolizar que DAN no confía en él y es por eso que cae mal, ya que si es gimnasta ha hecho el salto miles de veces.

Al existir los miles de pedazos y alguien que los barre, también podemos interpretar que está quitándose lo que no le sirve (y no pretende recuperar) y también puede hablar de que ya perdió las esperanzas y espera que alguien se lo lleve. Ya que desde su Yo ha convertido su pierna (símbolo) en un símbolo imposible de recuperar.

Cuando se despierta de ésta pesadilla le dice a una chica y a él mismo “fue sólo un sueño” como queriéndose convencer de que no es real, ignorando el mensaje tan fuerte que el YO le ha enviado a través del simbolismo. ¿Cuántas veces en la vida queremos que sólo sea un sueño? La actitud que toma DAN ante el mensaje existencial es la actitud que casi todos los seres humanos queremos tomar ante simbolismos tan poderosos.

Se viste y sale a correr, como una manera de tratar de escapar del mensaje. En su trote llega a una gasolinería y centro de servicio, simbolismo perfecto de un lugar donde puede ir a recargar energía y a reparar lo que está averiado (sin entender que es su propia vida la que hay que arreglar). Si tratáramos a nuestros autos de la misma manera que tratamos a nuestro cuerpo, es seguro que ya se hubiesen averiado, al contrario de lo que se muestra en la

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