AMOR Y CONSUMISMO LIGADOS AL CAPITAL ERÓTICO

AMOR Y CONSUMISMO LIGADOS AL CAPITAL ERÓTICO

¿Cuánto me costaría una noche de amor puro? ¿Estamos dispuestos a comprar el amor? ¿Compramos sexo? ¿Los sentimientos cuestan? Muchas veces se tiene preguntas a las que no se les puede responder, en especial aquellas interrogantes que nunca se han realizado, pero el hablar de amor es algo muy extenso, pero no difícil.

El amor no se compra, se gana, desde hace años la sociedad ha enseñado a las personas, que los sentimientos no tienen valor ni costo, nunca nadie ha puesto costo a un abrazo, ha cobrado por un beso o cambiado una caricia por un objeto ¿oh si? Un ejemplo claro es que la mujer gracias a su instinto maternal entrega todo su amor sin esperar retribución alguna (Berdú, V. p.69). En contraste, la profesión más antigua del mundo es la venta de amor, desde la antigüedad el hombre ha buscado satisfacer sus necesidades sexuales volviéndose este acto en un negocio redondo. “Plaboy no es simplemente una revista de contenido más o menos erótico, sino que forma parte del imaginario arquitectónico de la segunda mitad del siglo XX” (Preceado, B. p. 15).Esta empresa puede demostrar que este negocio ha crecido de manera notable en los últimos años, volviéndose una industria de magnitudes insospechables.

Aunque el amor es un sentimiento puro y sincero, necesita de inversión a corto y largo plazo por parte de los integrantes de este juego. Los hombres dejaron de pensar en uno para comenzar a pensar en pares, dejaron de ser individualistas para formar un equipo. Como dice Vicente Berdú “el individualismo es sinónimo de interioridad, mientras que el personismo se reclama con vista al otro”. (Berdú, V. p.136).

Antiguamente las mujeres eran las únicas que se preocupaban por su aspecto físico, es decir, como se vestían, se arreglaban y cuidaban de su figura. Los hombres solo se preocupaban por llevar comida a la casa, abrigo y cumplir las necesidades del hogar. Nunca les intereso como se veían físicamente, ni a ellos ni a sus convivientes. Hoy en pleno siglo XXI, la apariencia física de las personas es un factor muy decisivo al momento de mostrar quienes son. Ahora la gente pone más atención a la forma de hablar, de vestir, de comportarse frente a la esfera pública, ya que está a la primera señal de disconformidad para juzgar y ofrecer un juicio de valor, tan solo con ver la presencia y actitud que se muestra. Para conseguir el nivel adecuado que se exige, como define Bordieu, el capital social es la suma de los recursos reales y potenciales, que confieren a una persona o grupo el acceso a una red de relaciones o la pertenencia a un grupo. (Hakim, C. p.27).

Desde pequeñas las niñas saben que cuando crecen van a encontrar a su príncipe azul, el hombre perfecto, que las amará sin condición alguna, que les mimara y consentirá por siempre. Esta idea fue concebida desde hace mucho tiempo atrás, y realzada

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