ANÁLISIS DE DEL DISCURSO DE EXPLIACACIÓN
Enviado por karina5951 • 9 de Octubre de 2014 • Tesis • 443 Palabras (2 Páginas) • 172 Visitas
ANÁLISIS DE DEL DISCURSO DE EXPLIACACIÓN
Era un reto que nos habíamos propuesto mi hermana y yo. Teníamos 17 y 15 años. Nos habíamos decidido visitar a alguna persona necesitada de Saltillo, para llevarle comida, hacerle compañía y ayudarle como pudiéramos.
Para ese entonces, mi hermana estaba haciendo su servicio social en el “Refugio de los Necesitados”, institución privada encargada de alimentar a las personas adultas de escasos recursos. Le pedimos a la directora de ésta, que nos proporcionara la dirección de la persona de más bajos recursos de ahí. _________________________________________________
Ya buscando su casa, vimos que estaba ubicada en un barrio muy pobre. La mujer (de alrededor de 62 años) muy amablemente nos recibió con una gran sonrisa y un abrazo y nos invitó a pasar.
Su casa era muy vieja y pequeña, en donde vivía con su hijo al que tenía que atender y cuidar porque estaba enfermo de parálisis cerebral. Íbamos a darle un poco de alegría, pero ella tenía la alegría en su alma.
Nos habló de su estado de pobreza, nos platicó también que apenas le alcanzaba para comer y por eso iba al refugio: pedía un plato para ella y para su hijo; eran tan pobres que no tenían agua potable ni dinero para comprar medicamentos. Sin embargo, ella sin preocuparse por todo lo que les faltaba, tenía esperanza y fe viva, pues nos dijo con naturalidad de la fe ciega que tiene por la virgen de Guadalupe; y se refirió a una amiga suya, también pobre: un día su amiga contaba con sólo $10 pesos para comer ella y toda su familia. Después de haberle rezado a la virgen, fue a un local y jugó a las maquinitas. -“Ayúdame virgencita” -decía, -“es todo lo que tengo”. De peso en peso se fue hasta que ganó un premio de $200 pesos. Y con eso tuvieron para comer para toda la semana y lo mejor de todo, de la nada.
Mientras nos hablaba emocionada, nos animó a comer algo de lo que le habíamos llevado. Y le respondimos: -“Pero si son para usted, nosotros se lo trajimos a usted”. -“No, vamos a comer todos juntos, no me hagan el feo”, -respondió.
Total que pasamos un rato muy agradable, comiendo de lo que le llevamos a aquélla mujer. Ya despidiéndonos, nos dijo que la visitáramos cuando quisiéramos. Ese día me sentí muy bien, pues habíamos ido a visitar a una mujer pobre y en su casa habíamos recibido de ella “limosna” espiritual, por el bien que nos hizo.
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