Actividad integradora de Literatura Etapa 1

La vieja vida ha pasado;

¡Una nueva vida ha comenzado!

Hace 2 años yo Samuel Navarro era un chavo que salía todos los fines de semana con amigos a fiestas, consumía cualquier tipo de droga, la que me ofrecieran, yo la consumía no me importaba si era liquida, en polvo, solida, el punto era que yo la consumía.

Mis padres se enteraron, se sentaron y me preguntaron: “¿Esta es la vida que quieres?”.

Yo les conteste sin pensarlo respondí: “Yo escogí esta vida, lo tengo todo”.

En ese momento no sabía lo que estaba diciendo, hasta que…

Un día decidí dejar los vicios que tenía los cuales era fumar, tomar, consumir todo tipo de droga, me sentía conmigo mismo, fue difícil salir pero volvía a caer en lo mismo.

Estaba en mi casa, me llego una carta que decía: “Estas invitado a la reunión de ex alumnos de la Secundaria Mariano Escobedo”

Dentro de mi sentía una gran emoción entonces me pregunte dentro de mí: “¿Mis compañeros serán como eran antes?”

Pensando que habían cambiado fui a la reunión.

Era un viernes por la noche en una quinta de Ciudad Victoria, un clima muy agradable de lo que recuerdo.

Me encontré a mis amigos, bueno pensaba que eran mis amigos.

Ya en la reunión Carlos y otros compañeros me dijeron: “Vamos a tomar como los viejos tiempos”

Yo les dije: “Yo ya no tomo, ni consumo drogas desde hace medio año”

Luis, Carlos, Jaime insistían en que solo me tomar una cerveza.

Pero no fue así.

De una cerveza pasaron a ser 5, yo ya no aguantaba.

No era muy tarde y yo ya me había drogado, yo me divertía como antes sin pensar en las consecuencias que esto me traía, ahí fue donde corte y me fui a sentar.

En ese momento se me acerca un amigo, yo lo vi muy cambiado, en la secundaria casi un año que no sabía nada de él, me alegro verlo, era un buen amigo.

Rogelio fue y me saludo como antes, empezamos a platicar sobre cómo nos estaba yendo en la vida, llega un punto donde él me pregunta:

 “¿Te sientes bien?, ¿Estas feliz con la vida que has llevado?”

Yo le respondí: “No, no estoy nada bien, desde que salí de la secundaria mi vida ha sido un infierno muy grande, yo quiero cambiar pero no lo logro hacer por más que intento no salgo, tú te ves muy cambiado, ¿no es así?”.

Rogelio me comento: “Yo estaba exactamente igual que tu, y si; yo si he cambiado pero para bien”.

Yo le pregunte: “¿Qué hiciste para que cambiaras?”

Ahí fue donde comenzó hablar de Jesús, ese hombre, hijo de Dios del cual he escuchado miles de historias toda mi vida.

Rogelio me digo: “Jesús es tu única esperanza”.

Pero yo estaba sediento de un cambio, y el estaba frente que ya había experimentado ese cambio.

Yo lo veía y me di cuenta que su vida había sido transformada.

Esta frase que me digo “Jesús es tu única esperanza”. Se convirtió para mí en un tesoro tan gigante.

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