Actividades Cs. Sociales En Relación Con Lengua Los Medios De Transporte Los Niños Elegirán Un Medio De Transporte Como El Tren O El Colectivo Y Representarán Una Escena Referida A Los Desplazamientos Cotidianos. Para Ello, Deberán Asumir El Rol D
Enviado por mirta38 • 10 de Abril de 2014 • 730 Palabras (3 Páginas) • 660 Visitas
Actividades
Cs. Sociales en relación con Lengua
Los medios de transporte
Los niños elegirán un medio de transporte como el tren o el colectivo
y representarán una escena referida a los desplazamientos cotidianos. Para
ello, deberán asumir el rol de cada uno de los diferentes actores que intervienen
en la prestación del servicio de transporte elegido, discutiendo a qué se dedica
cada uno de ellos, qué características tiene su trabajo (por ejemplo, el de los
conductores de larga distancia, el de los maleteros, el del guarda de la estación
de tren, etc.). La propuesta consiste en inventar una escena en la que dramaticen
esos papeles. Para ello, los chicos pueden tener en cuenta sus propias
vivencias y también los siguientes relatos leídos por la seño:
Relato 1. Si eligen un medio de transporte automotor
Tierra colorada y caminos difíciles
Si hay una cosa que sobra aquí es tierra colorada, que cuando llueve es
barro pegajoso y cuando hay seca (que también hay, sobre todo en la zona
de los campos del sur) es un polvo rojo que tiñe todo: la ropa, la piel, los
autos, los camiones, ¡hasta la plata se vuelve colorada!
Eso de los caminos y la lluvia es complicado para los que viven en el
campo. Como hay pocos caminos asfaltados, en cuanto llueve se arma un
barro muy resbaloso y los camiones madereros andan patinando por las
rutas o directamente no pueden salir. Además, y para empeorar las cosas,
por aquí no es planito, sino que hay subidas y bajadas por todos lados.
Carlos Reboratti, La gente y sus lugares. Misiones, Libros del Quirquincho, Buenos Aires, 1997
Relato 2. Si eligen el transporte ferroviario
Mudanza
José Luis había tomado el tren otras veces para ir a Rosario a visitar a los
abuelos. Le encantaba ir a la estación, subir al tren, viajar mirando por la
ventanilla sintiendo el trucutrún de las ruedas sobre las uniones de las vías.
Le gustaba el olor del andén. Olor a viaje. Olor que no se parecía a ningún
otro. Y ese misterio que encerraba la vieja estación de ladrillos oscuros con
su sala de espera, la boletería de bronce y el reloj grandote colgando más
allá de la campana, con sus agujas de catedral y esos números raros, tan
distintos de los que había aprendido en la escuela. ¿Cuántos trenes había
visto pasar? Los trenes pasaban, nunca se quedaban. Los trenes venían a
decirle algo a la vieja estación y se iban. Los trenes se mudaban, se
estaban mudando siempre. Iban y venían siempre distintos, siempre otros,
siempre mudándose. Los trenes son para mudarse. Paran, esperan, se van.
Los trenes no se acuerdan de nadie. Siempre olvidan.
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