Adriana "La Muerte Tiene Permiso"
Enviado por fatimavm22 • 4 de Diciembre de 2011 • 1.818 Palabras (8 Páginas) • 1.395 Visitas
"He leído y oído en varias ocasiones que 'La muerte tiene permiso' es un cuento clásico. Y yo añadiría que no sólo es uno de los mejores y de los más citados y antologados, sino de los más clásicos y ejemplares precisamente por su final tan sorprendente" (Martínez Morales 113).
Resumen de los cuentos de la antología
“La muerte tiene permiso”
La historia transcurre en lo que parece ser un juzgado (nunca se aclara del todo) donde ingenieros y ejidatarios discuten sobre los diferentes problemas agrarios. Una vez que los primeros han expuesto las diversas maneras en las que quieren ayudar a los ejidatarios, es el turno de hablar de los últimos. Después de varios intentos fallidos por una expresión clara, se designa a Sacramento como el portavoz de los ejidatarios.
Expone su problema: el presidente municipal. Éste les robó las tierras, cobró falsos y muy elevados intereses, y mató al hijo de Sacramento cuando fue a reclamarle las tierras, entre muchas otras cosas. Por esto hacen la petición ante el presidente de la asamblea para que les den permiso para matar al presidente municipal. Trás ciertas objeciones, el permiso les es concedido. No obstante, el presidente de asamblea e ingenieros se topan con la sorpresiva respuesta de Sacramento: “Pos muchas gracias por el permiso, porque como nadie nos hacía caso, desde ayer el presidente municipal de San Juan de las Manzanas está difunto” (Valadés 13).
“Estuvo en la guerra”
Un hombre no puede dejar ir el recuerdo y sensación de la guerra, aún en el más cotidiano de los días. “¿Y el chofer? Había desaparecido. Él iba solo sobre el tanque que devoraba las avenidas” (15).
“No como al soñar”
Adrián se descubre valiente cuando logra darle una declaración de amor por escrito a la niña que le gusta, Tichi. En el camino hacia su casa, se topa con una pelea entre dos hombres que resulta en la muerte a balazos de uno de ellos. Corre a su casa donde lo tildan de miedoso por asustarse al ver un hombre morir, y el se queda pensando en ese mundo de sueños donde puede ser tan valiente como para besar a Tichi o ver a un hombre morir sin salir corriendo.
“Como un animal, como un hombre”
Un hombre es transportado en un camión hacia un lugar desconocido donde será ejecutado. La presión de sentir cercano el momento de su muerte hace aflorar su instinto de supervivencia, de tal manera, que éste se apodera de sí mismo hasta convertirlo en algo parecido a un animal. Entonces, salta del camión y huye rápidamente para no ser acribillado. Una vez que está a salvo y puede pensar como él piensa, se descubre nuevamente hombre.
“Al jalar del gatillo”
Don Rafa, acostumbrado a tener todo lo que desea, fija sus ojos en una muchacha que a su vez está enamorada de otro hombre que le corresponde, Gabriel. Enfurecido por esto, manda a llamar al Cacarizo, asesino a sueldo. Éste le pide 100 pesos para hacer el trabajo; Don Rafa acepta y espera a que el encargo se cumpla. “La de malas Don Rafa, no resultó bien el trabajito. El Gabriel nomás quedó mal herido. Y vengo a devolverle la mitad del dinero. Tratos son tratos y soy hombre de palabra. Ahora que afine la puntería, cerramos el negocio y me da usted el completo” (33).
“La grosería”
Tiburcio, el hijo quinceañero de Doña Lola, le hizo la “grosería” a Irma. Cuando su madre lo regaña, diciéndole que no es un hombre, pero que lo va a poner a trabajar si tanto quiere serlo, Tiburcio se siente pequeño. Sin embargo, al saber del suceso, sus amigos lo congratulan y Tiburcio vuelve a sentirse hombre. Irma por su parte se siente triste. “No sabe por qué, pero es como si se hubiera hecho pequeña, tan pequeña como cuando ni siquiera sabía andar” (38).
“Asunto de dedos”
Donaciano, un hombre de avanzada edad, resuelve, tras mucha meditación, robarse 100 pesos del banco donde trabaja para comprarse una pipa. Una vez que lo hace se presentan ante él diferentes situaciones de seres cercanos a él con graves necesidades monetarias que él podría solucionar dándole a alguno el billete. El deseo por la pipa es mayor y se queda con el dinero. Ya frente al mostrador de pipas, cae en la cuenta de que ésta no será nunca suya,porque no supo hacer suyos los 100 pesos. Se va y regresa el billete al banco como si nada hubiera pasado y sin que nadie se enterara del hurto, de su egoísmo y de su cobardía.
“Adriana”
El padre de la bebita Adriana la observa siempre con cariño, a ella y a sus hazañas. Su relación de padre e hija es un espejo en el que cada uno descubre en el otro la más grande novedad y felicidad.
“Un gato en el hambre”
Una familia pasa por duros momentos porque no siempre hay qué comer. El hijo siente la presión de alimentar a su familia aunque a veces gasta su poco dinero en mujeres. Está acostumbrado a soportar la vergüenza de la diaria inquisición de su padre sobre si ha traído algo.
Un día en que estaba más molesto de lo usual por la situación, hostigó al gato blanco, fiel amigo y acompañante de su padre, hasta que el animal no volvió. Poco tiempo después, el hijo consiguió trabajo pero al ver a su padre
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