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Amor, Cacerolas Y Ladrones


Enviado por   •  17 de Marzo de 2015  •  2.467 Palabras (10 Páginas)  •  411 Visitas

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Amor, cacerolas y ladrones

Personajes :

Catalina (Isis) y Federico (Anderson) ( pareja de recién casados)

Ladrón I , Ladrón II y Ladrón III

La Pintora

El Perro

ESCENA I

(Sala de una casa de campo . La luz cae sobre FEDERICO y CATALINA al tiempo que se escuchan los acordes de la marcha nupcial . La pareja posa para un retrato : El sentado, ella parada detrás como en las viejas fotografías. Frente a ellos, ante un caballete, la PINTORA).

CATALINA : ¡ Ay , Fede, seremos tan felices y comeremos tantas perdices !

FEDERICO : No sabía que ser felices era cuestión de perdices, pero ahora que lo sé, no quedará copetona con copete. Te lo prometo , Cata.

CATALINA : ¡ Fede , qué bueno eres ! . Te aseguro que no te arrepentirás de haberte casado conmigo. Verás qué limpia y reluciente tendré la casa. Y ni te cuento lo bien que cocina tu mujercita . Además tendremos muchos hijos y ....

FEDERICO : ( con gesto grave ) Catalina, si quieres ser una buena esposa , tendrás que obedecer mucho y pensar poco. Así me lo aconsejó mi madre ( se escucha la risita burlona de la PINTORA . FEDERICO continúa más solemne aún ) Obedecer como un soldado y pensar como un... tarado.

CATALINA : Siempre he tenido la impresión de que mis rulos se estropean cuando pienso...( lo considera un instante ). De acuerdo , mi Federico pensará por los dos.

FEDERICO : ( incorporándose ) Cata, apoya esa cabecita en mi hombro.

( Ella obedece. La PINTORA se acerca a reacomodarlos. Mientras ubica a Catalina, FEDERICO se aleja unos pasos )

FEDERICO : ( aparte ) Que no piense, eso es lo mejor. De otra forma puede descubrir que los botones dorados que guardo en la cómoda son monedas de oro. Y es capaz de gastárselas en cualquier pavada. ( escandalizado ) Al oro, ¡ MI oro !

ESCENA II

(Un camino. Tres hombres avanzan, sigilosamente y mirando hacia todos lados. En primer lugar el LADRÓN III, pequeño y escuálido, con una bolsa al hombro; lo sigue el LADRÓN I, robusto y de cuchillo en mano , finalmente, tropezando y como a tientas a pesar de sus gafas , el LADRÓN II.

Cuando llegan al centro del escenario, el LADRÓN III se detiene abruptamente, los otros dos chocan entre sí y caen. El LADRON I, para desquitarse, toma al primero por el tobillo y éste aterriza en media de un desparramo de cacerolas ) .

LADRÓN I (Lemnit) : ( incorporándose) .En el mundo se ha perdido la decencia, si señor, la decencia...( aparta de un manotazo al LADRÓN II quien, en busca de sus anteojos perdidos, le ha tapado la boca ). La gente honesta, que trabaja todo el día para bien de la sociedad y de sus semejantes, ya ni una moneda tiene para comer.

LADRÓN III : Dice que las monedas se comen ¡ Ji, ji, ji !

LADRÓN II : ( encontrando por fin sus anteojos ) ¿ Y por qué te preocupas por la gente honrada, si tú no eres honrado ?

LADRÓN I : Por supuesto que no soy honrado, pero le robo a los honrados. Y si no tienen plata, ¿ qué les voy a robar ?. Sí, señor, el mundo ha perdido la decencia : ya no queda ni a quien robarle.

LADRÓN II : No seamos pesimistas. Al caminante no le pudimos sacar dinero, pero sí unas cuantas cacerolas. ¿ Ven esa casa ?

LADRÓN III : ¿ Cuál casa ?

LADRÓN II : Esa, ¿ no la ven ?

(Los otros se dan cuenta de que se ha sacado los anteojos para limpiarlos y está apuntando con su dedo para cualquier lado. Se los colocan sin demasiada delicadeza).

LADRÓN II : ( esta vez señalando el lugar correcto ) Allí iremos a vender las cacerolas.

LADRÓN I : ( con actitud feroz y desenvainando la navaja ) ¿ vender ?

LADRÓN III : Está chiflado.

LADRÓN II : Un momento, Escuchen mi plan...

( Quedan cuchicheando entre ellos )

ESCENA III

( La cocina de una casa de campo) .

FEDERICO : Ya terminaron los festejos de nuestra boda y debo volver a mi trabajo. Iré a encerrar las vacas en el establo, pero cuando vuelva tendré hambre. Prepara algo bueno para comer sin olvidar un gran jarro de cerveza.

CATALINA : Como tú digas, esposo mío. Todo lo encontrarás dispuesto y requeterriquísimo.

( Se despiden. Federico sale )

(Catalina comienza a canturrear mientras ordena la cocina. Por la puerta se asoma el PERRO, pero ella no ha reparado en él).

CATALINA : Ya es hora de que prepare la comida de mi Federiquito. ( Toma una gran chuleta. La golpea y condimenta ostentosamente ). ¡ Listo !. Ahora la cerveza . ( Mientras va en busca de la cerveza y llena la jarra , el PERRO aprovecha para robarse la chuleta . Ella alcanza a verlo cuando éste sale por la puerta ) ¡ Maldito perro, venga para acá ! ( apoya la jarra sobre la mesada con tan mala suerte que cae desparramando su contenido en el suelo. CATALINA ya ha salido corriendo detrás del PERRO )

ESCENA IV

CATALINA : ( entrando, vencida y llorosa ) ¡ Perro de porquería....! ( Ve la cerveza derramada ) Encima se me volcó la cerveza... ¿ qué hago ahora para que Federico no vea este desastre ?... ¡ Ya sé !. Tiraré harina sobre la cerveza. Todo quedará blanquísimo y no se notará el estropicio. ( Ya con ánimo optimista, esparce harina generosamente sobre el piso. En eso está cuando entra FEDERICO ).

FEDERICO : ( Mientras se sacude la harina que ha caído sobre él. Con voz doliente) Dios mío, Cata, qué sucede aquí ?

CATALINA : ( Sin saber como disimular la situación ) Nada...bueno...mira, estaba preparándote una hermosa chuleta cuando fui a buscar la cerveza y...el perro se la llevó. Mientras lo perseguía se me volcó la cerveza. Y cuando estaba blanqueando con harina...

FEDERICO : ( furioso) ¡ Me ensuciaste a mí !

CATALINA : Pero el resto de la casa está tan limpito que da gloria verlo. ¿ No me felicitas, Fede ?

FEDERICO : ¡ Ay, Cata !. ¿ Cómo pudiste, en tan poco tiempo, hacer tantos desastres ?

CATALINA : Una se las arregla para todo.

FEDERICO : ( reprobador )¡ Catalina !

CATALINA : ¿ y ahora qué hice mal ?

FEDERICO : Me quedé sin chuleta, sin cerveza, sin harina...

CATALINA : ( mimosa ) . No te enojes , Fede. Yo no sabía qué hacer y tú debiste advertírmelo. ¿ No quedamos en que pensarías por los dos ?

FEDERICO : ( aparte ) Esto de tener una esposa que no piensa me está saliendo un poco caro. No me queda otro remedio que proteger mis monedas porque esta mujer es capaz de usarlas para adornar el jardín. ( Reflexiona un rato, no sin cierto esfuerzo. Luego dirigiéndose a Catalina ). De acuerdo, te perdono. Pero ahora vas a escucharme bien : dame los botones dorados, yo los enterraré.

CATALINA : ( mortificada ) Pero...¿ por qué, Fede ?. Perderán su brillo los pobrecitos...

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