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Amor En Tiempo De Colera


Enviado por   •  19 de Mayo de 2014  •  2.402 Palabras (10 Páginas)  •  216 Visitas

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La novela narra la historia de Florentino Ariza, un anciano que por su forma de vestir tenía un aspecto más viejo de lo que realmente era, era miope, misterioso y trabajaba en una compañía fluvial.

Cuando era joven conoció a una chica llamada Fermina Daza, con la que tuvo un pequeño romance de adolescentes (por medio de cartas). A pesar de que duro poco, para el significo DEMASIADO, y este amor que sentía por ella lo acompaño hasta el final de sus días ya que se pasó toda la vida “enamorado” de ella. Pero a medida que avanzó el tiempo, este amor se fue convirtiendo en una obsesión, ya que TODO lo que pasaba, hacía, decía o sentía era por o para ella.

A pesar de que estuvo con otras mujeres a lo largo de su vida, Fermina siempre estuvo presente en su mente y su corazón.

Finalmente, en los finales de su larga vida, logró lo que tanto quería y pudo tener al fin el amor de Fermina Daza.

Todo comenzó un día en que Florentino fue enviado a entregar un telegrama al padre de Fermina, Lorenzo Daza. Cuando se estaba llendo vio en el patio a Fermina junto a su tía Escolástica leyendo. Desde ese momento se enamoró perdidamente de ella, fue amor a primera vista.

“[…] la niña levantó la vista para ver quién pasaba por la ventana, y esa mirada casual fue el origen de un cataclismo de amor que medio siglo después aún no había terminado.” (pág. 76)

Desde ese día en adelante pasaba sus días sentado en un parquecito, fingiendo leer un libro, por el que veía pasar a Fermina cuatro veces al día junto a su tía, que siempre la acompañaba y no permitía que nadie se acercara. También iba a la misa de los domingos solo para verla al final de la misa. La tía Escolástica era un obstáculo para él, ya que no tenía la posibilidad de poder acercarse a su amada en ningún momento. Por eso es que decide escribirle una carta (la primera de las millones de cartas que le iba a enviar más adelante) pero que tarda mucho en decidirse y encontrar la forma de enviársela.

“[…] y con ver a la niña le bastaba. Poco a poco fue idealizándola, atribuyéndole virtudes improbhables, sentimientos imaginarios, y al cabo de dos semanas ya no pensaba más que en ella.” (pág. 77)

“-Pobrecito –había dicho la tía-. No se atreve a acercarse porque voy contigo, pero un día lo intentará si sus intenciones son serias, y entonces te entregará una carta.” (pág. 80)

Finalmente tuvo la oportunidad de su vida y le dio la primera carta de amor a su amada donde le entregaba su fidelidad y amor para siempre. Su apariencia luego de conocer a Fermina no era la de un enamorado, sino la de un enfermo del cólera porque perdió el habla, el apetito, el sueño. Después de entregarle la carta fue mucho peor, ya que perdió el sentido de la orientación, sufría de vómitos y desmayos, todo esto por la ansiedad de obtener la respuesta de su carta.

Desde ese momento se enviaron cartas a escondidas con la ayuda de la tía Escolástica. Este fue el comienzo de su romance, su amor de adolescentes, aunque nunca llegaron a estar juntos frente a frente para entablar una larga charla o darse un beso. Fue un amor de ilusiones, fantasías y planes para el futuro a través de cartas. Ambos se tomaron esto muy en serio y se juraron total fidelidad el uno con el otro.

Luego de dos años de correos frenéticos, Florentino le propusó matrimonio y ella aceptó. Se siguieron enviando cartas pero ya se trataban como marido y mujer. El amor por Fermina Daza le daba a Florentino una fuerza y confianza que no había conocido nunca, ella le daba las ganas de vivir y era la razón de su existir.

Pero todo se complico aún más cuando Lorenzo Daza, el padre, se enteró del amor secreto de su hija. Él estaba en contra de este romance y se llevo de viaje muy lejos a su hija para que no pudieran verse ni hablar, y así Fermina se olvidaría de él.

A pesar de todos los obstáculos, siguieron en contacto como pudieron y su amor fue creciendo cada día más.

Lamentablemente para desfortunio de Florentino, el día en que pudieron encontrarse después de tanto tiempo, este inmenso amor se desmoronó en un instante. Fermina se dio cuenta de que no lo amaba y le pidió que se olvidara de ella para siempre. Florentino quedó devastado, no entendía como podía haber pasado esto y entró en una depresión total que lo acompaño por el resto de su vida. Nunca más tuvo la posibilidad de poder hablar con ella hasta cincuenta y un años, nueve meses y cuatro días después cuando murió su marido el Dr. Urbino. Su amor por Fermina nunca lo abandonó, todo en ella lo volvía loco. Este fue el primer paso de su amor a la obseción.

“[…] pero luego se decidió por media esquela sobria y explícita en la que sólo prometió lo esencial: su fidelidad a toda prueba y su amor para siempre.” (pág. 83)

“Fue el año del enamoramiento encarnizado. Ni el uno ni el otro tenían vida para nada distinto de pensar en el otro, para soñar con el otro, para esperar las cartas con tanta ansiedad como las contestaban. […] desde que se vieron por primera vez hasta que él le reiteró su determinación medio siglo más tarde, no habían tenido nunca una sola oportunidad de verse a solas ni de hablar de su amor.” (pág. 92)

“Aquella misma semana se llevó a la hija al viaje del olvido. […] Ella le preguntó para dónde iban, y él contestó: “Para la muerte”. […] segura de que era un viaje sin regreso.” (pág. 110)

“De modo que Florentino Ariza no sólo pudo averiguar el itinerario completo, sino que había establecido una larga hermandad de telegrafistas para seguir el rastro de Fermina Daza hasta la última ranchería del Cabo de Vela.” (pág.114)

“Lorenzo Daza interpretó aquellos cambios de su modo de ser como una evidencia de que la distancia y el tiempo la habían restablecido de sus fantasías juveniles, pero nunca le planteó el proyecto del matrimonio concertado.” (pág. 117)

“[…] ella lo borró de su vida con un gesto de la mano. No por favor-le dijo-. Olvídelo. […] le mandó con Gala Placidia una carta de dos líneas: Hoy, al verlo, me di cuenta que lo nuestro no es más que una ilusión.” (pág. 135)

Al pasar de los años, Fermina continuó haciendo su vida, se casó con el Dr. Urbino tuvo hijos y vivió feliz. Sin embargo, Florentino nunca pudo dejar de pensar en ella. Quería mejorar su situación económica, su casa, su aspecto, su trabajo sólo para el día en que pudiera estar con ella otra vez. Deseaba el día de la muerte de Urbino, puesto que ansiaba el momento en que podría estar de nuevo junto a Fermina, por el resto de su vida. No quería entender que ella no era suya, seguía encerrado en la idea de que lo amaba, pensaba en

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