Análisis Crítico - 1984, George Orwell

Análisis crítico: 1984, George Orwell

Acerca de la novela

Este texto que, en género literario se cataloga como una novela bajo la cual ha sido titulada Mil novecientos ochenta y cuatro, fue escrita por el inglés Orwell (1948), cuya trama se basa en temas políticos de ficción, bajo circunstancias que, en el apego a la vida real, nadie estaría complacido por vivir algo parecido.  

    La historia de esta obra literaria, que en su momento fue de gran éxito y aún hoy en día continúa siendo un referente importante como una crítica a las circunstancias sociales bajo las cuales la humanidad se ve, de cierta manera, sumergida y obligada a vivir, se desarrolla en Londres dentro de una región conocida como “Franja Aérea”, específicamente en el año de 1984.  Dentro del escrito, se da a conocer la existencia de una sociedad que se desarrolla bajo principios totalitarios y represores, defendiendo un principio: Lo que no está en lengua, no puede ser pensado.

     En la novela, se destaca la existencia de tres grandes imperios o superpotencias que gobiernan en todo el mundo y que se mantienen en constante guerra entre sí:

1. Oceanía, que integra al Reino Unido, Irlanda, Australia, Nueva Zelanda, Sur África, además de América. Este lugar es gobernado bajo el socialismo inglés o Ingsoc.
2. Eurasia: cuyo imperio se encuentra bajo el neovolchevismo e incluye a la Unión Soviética y Europa, a excepción del Reino Unido e Irlanda.
3. Estasia: o bien Asia Oriental, que comprende China, Japón y Corea. En esta región, impera la idea de la adoración a la muerte y, por lo tanto, la desaparición del yo.

     Para efectos de la historia, Winston Smith, quien se convierte en protagonista de la trama, forma parte del imperio de Oceanía, la cual a su vez se organiza en tres grupos: Los miembros externos del Partido quienes viven sometidos, masas sin espacios para pensamiento crítico donde este ejercicio les era vedado al estar bajo el control total del Partido oficial; los miembros internos, que poseían varios privilegios y ejercían el control sobre las masas para evitar a toda costa cualquier tipo de rebelión; y, finalmente, un grupo de marginados que eran incluso comparados con los animales, la prole o plebeyos.

     En 1984 surge la figura de un gran dictador, a quien todos le deben honor y respeto: El Gran Hermano, en alusión al régimen que por aquellos años fue dirigido por Stalin.  En cuanto a Winston Smith, éste trabajaba para el sistema gubernamental en uno de los ministerios de Oceanía, conocido como el Ministerio de la Verdad, que en realidad era todo lo contrario, pues su tarea consistía en borrar la historia real de los acontecimientos sociales, por aquellos que resultaran de total conveniencia para el Ministerio.

     Así como el Ministerio de la Verdad, también existía el Ministerio del Amor, cuyo rol era el de castigar y torturar a todo aquel que osara revelarse contra el Partido y, por consiguiente, contra el Gran Hermano, inculcando incluso el odio por estos traidores de la “democracia”; el Ministerio de la Paz, a cargo de aflorar las guerras como una forma permanente de vida; el Ministerio de la Abundancia, cuyo rol era netamente económico, pero enfocado en hacer que todos aquellos que vivieran a lo externo del partido, sin si quiera mencionar a la prole, vivieran con accesos restringidos a la alimentación; es decir, bajo un racionamiento. (Orwell, 1984:3)

     Otra característica importante en esta novela, era el acoso y total vigilancia bajo la cual debían permanecer todos los que vivían en manos del régimen. Las telepantallas era el mecanismo que ocupaba el Partido para mantener bajo vigilancia a todos y cada uno de los habitantes de aquel lugar, ya fuera en sus lugares de trabajo, en las calles o en sus propios hogares, no existían espacios de privacidad.  Sumado a esto, la Policía del Pensamiento hacía las veces de la figura que representaba al Partido para llamar al orden a cualquier sospechoso, o bien supervisar las calles en búsqueda de cualquier indicio de rebelión. La opresión bajo la que vivían las personas de esta historia era total, al punto de la locura.  

     Como Partido, también contaban con tres consignas que permeaban en la mente de sus habitantes:

• La guerra es la paz: la instalación del miedo entre la sociedad era elemental para evitar cualquier rebelión.
• La libertad es la esclavitud: quienes viven bajo este sistema se sienten libres, al no conocer otra realidad, aún cuando su vida era en sí misma una esclavitud.
• La ignorancia es la fuerza: desde la perspectiva de la prole, al caer en la ignorancia se lograba contener sus intentos por rebelarse al Partido.

     Otro elemento relevante dentro de la historia era la propaganda pues la misma inundaba las calles con mensajes que contenían las consignas del partido, por ejemplo. Adicionalmente, era común observar el rostro del “Gran Hermano”, que observaba a todos desde cualquier rincón, controlando incluso la mente de los más pequeños, quienes en este sistema tienen la potestad de denunciar a sus padres por traición, al detectar en ellos conductas inapropiadas desde lo que ellos concebían como correcto e incorrecto, según su formación.

     En medio de todo este contexto de vida, surge la historia de Winston Smith, quien a pesar de estar inmerso y formar parte del Ministerio de la Verdad, en el fondo su criterio era contrario al pensamiento partidista, una especie de traidor en silencio.  En su proceso y necesidad de compartir su pensar, adquiere un diario en el que critica lo que observa a su alrededor. Justo en ese mismo tiempo, se enamora de Julia, quien al principio no resultaba para nada de su agrado por el aspecto que reflejaba.  Sin embargo, resultó estar tan en contra del Partido como el propio Winston e iniciaron su romance fingiendo ser leales al Partido cuando eran observados.

     Pero, ¿quién podría ser realmente una amenaza para el Partido? Existía algo conocido como la Hermandad, un grupo de resistencia del cual se escuchaba hablar, bajo el liderazgo de Emmanuel Goldstein, enemigo del Partido y por lo tanto del pueblo.  En un intento por defender su libertad y creer en una esperanza de verdadera liberación, tanto Winston como Julia deciden unirse a lo que creen que es la Hermandad.  

     Sin embargo, todo era parte de un plan para capturarlos, pues la conspiración de la Hermandad era, en realidad, también parte de los mecanismos de defensa por parte del Partido, quien se ocupaba de no dejar ningún cabo suelto. Tras su captura, Winston fue sometido a tortura de manos de la Policía del Pensamiento, donde por un lapso de tres largos meses este personaje debe olvidarse de su libertad de opinión y aceptar como verdades absolutas las mentiras del Partido, quienes lo conducen a la Habitación 101, un lugar temido por todos, en el que eran expuestos ante sus peores temores a fin de someterlos al sistema.  Su intelecto, sus sentidos y sentimientos debían ser modificados para que aceptase por completo la postura del Gran Hermano.  

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