Argumento Del Popol Vuh

En el principio todo era soledad y oscuridad en el mundo: era el caos. En el silencio de ese mundo de tinieblas y desorden viven los dioses Tepeu, Gucumatz y Hurakán. Sus nombres guardan el secreto de la creación.

Hurakán da una orden y surge la tierra. Forman consejo los tres dioses, y se ponen de acuerdo para crear la luz. Crean los animales y deciden crear a un superior. La creación va por etapas: crean el hombre de barro y se desmorona; lo construyen de madera, pero es incapaz de acordarse de su creador y formador, pues carece de alma y de entendimiento. Segundo intento fracasado que lleva a los dioses a destruirlo. Un gran diluvio cae sobre los muñecos de palo.

Purificada la tierra, viene un nuevo intento de creación del ser superior: crean el hombre de tzite y la mujer de espadaña, pero este tercer intento también falla. Los animales se rebelan contra los hombres y estos se despedazan unos a otros.

Solo unos pocos sobreviven y se transforman en monos. por esta causa los monos son los únicos animales que evocan la forma de los primitivos quiches. En la tierra purificada, surgen los espíritus malignos, entre estos destaca Vucub Caquix. Se trata de un personaje orgulloso de sus riquezas y de sus plumas. Se cree sol y luna sin serlo. Su única aspiración es dominar. Para derrocarlo los dioses disponen de Hun-Hunaphu e Ixbalanque. Con un tiro de cerbatana en la quijada le extraen los dientes de esmeralda y se los sustituyen por otros de maíz.

Los seguidores de Vucub- Caquix buscan la venganza. Para ello les invitan a un juego de pelota y simulan su malvada intención de matarles. Pero los dos hermanos salen triunfadores y en premio los dioses les convierten en sol y luna. Los compañeros de ellos son convertidos en estrellas.

Una nueva consulta de los dioses para crear por fin seres de carne y hueso y dotados de inteligencia. Con la masa blanca y amarilla del maíz hace Hurakán cuatro hombres perfectos. Pero también ellos se tornan soberbios y quieren ser como dioses. Los dioses le confunden haciendo que sus ojos no abarquen sino pequeñas porciones de tierra.

Son creadas también las mujeres y, al formar pareja con los hombres, engendran la arza quiché. Los primitivos quichés han de emigrar en pequeños grupos en busca del fuego solar. Cada cual toma su rumbo y, cuando se reúnen de nuevo, hablan lenguas distintas y no se entienden. Un grupo logra por fin descubrir la luz solar en el monte Hacavitz. Pero en la montaña y por efectos del fuego solar quedan convertidos en piedras; piedras ante las cuales los seres inferiores (los animales), como si fuera ante dioses, rinden culto.

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