Blancanieves moderna

Blancanieves

Érase una vez, una reina embarazada, a la que sin querer se pincha un dedo derramando una gota de sangre en la blanca y reluciente nieve, es allí cuando decide llamar a su hija Blancanieves.

Pero desgraciadamente muere después del parto, haciendo que el rey se case con otra mujer. Aquella mujer era todo un encanto, toda una madre que cualquiera querría tener, solo que un poco sobreprotectora.

Blancanieves creció, iba al instituto, sacaba las mejores notas de todo el país, las tardes se las pasaba estudiando, haciendo las tareas de casa y dibujando. También iba a clases de violín, su padre y su madrastra la obligaron a los 7 años.

Un día, Blancanieves, cansada de todas las reglas a las en que estaba sometida, decidió escaparse del castillo, ella quería ser libre, quería vivir la vida que todo adolescente tenía, entre amigos, fiestas, diversión, locuras… Escapó por la ventana y echó a correr sin rumbo, llegando a una casita muy bonita en medio del bosque. Sin pensarlo dos veces Blancanieves tocó la puerta, a los minutos pensó que no había nadie, así que entró sin más.

Dentro todo estaba hecho como para niños pequeños, sillas pequeñas, cucharas pequeñas, camas pequeñas… Blancanieves, cansada de la carrera que había hecho, junta las siete camitas, consiguiendo una perfecta para ella, para seguidamente caer rendida en brazos de Morfeo. Despierta sobresaltada al encontrarse con siete pares de ojos observándola dormir. Eran siete hombres pequeñitos, que se presentaron como enanitos. Blancanieves se quedo a vivir allí con ellos a cambio de hacer las tareas domésticas de aquella pequeña casa, nada que ella no haya hecho ya.

Mientras tanto, en el castillo su padre y su madrastra trataron de buscarla por todos lados, incluso contrataron a una especie de policías privados, quienes la encontraron a las semanas pero su madrastra no la dejan traerla sin más porque sabía que si la traían a la fuerza volvería a escaparse, así que mandaron a una niña pequeña fingiendo estar perdida para que la ayude-se a encontrar a su mamá, pero no lo consiguieron porque fue unos de los enanitos quien ayudó a la niña. Después mandaron a una anciana para fingir que necesitaba ayuda para coger unas manzanas de un árbol, Blancanieves aceptó y la anciana le regaló una cesta de manzanas como recompensa, lo que no sabía era que una de ellas llevaba una especie de “droga” que hacía que las personas se pusieran nostálgicas y sentimentales, pero Blancanieves no comía muchas manzanas así que no hubo efecto. La madrastra ya no sabía a quién más mandar hasta que un día se cruzó con un príncipe a que a simple vista parecía un dios griego por su magnífico cuerpo musculoso, allí fue cuando cayó en la solución. La madrastra mandó a aquel apuesto muchacho a la casita de Blancanieves y los siete enanitos, con la escusa que

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