Bodas De Sangre
Enviado por sadginter • 13 de Agosto de 2012 • 858 Palabras (4 Páginas) • 756 Visitas
LORCA Y LAS MUJERES
ENSAYO
La Mujer Dentro de la Literatura
La mujer en la Literatura, siempre estuvo presente desde hace mucho tiempo atrás, supuestamente era libre, pero los hechos la exponían como un escalón más que una esclava, ya que le estaba prohibido todo lo que no tuviese que ver con el hogar, la maternidad y las labores domésticas. Es más se llegó a creer (a través de la Literatura) que la mujer era un ser incompetente, de no poder manejarse sola, por su naturaleza peligrosa y su inteligencia menor.
Este pensamiento estaba impuesto desde el Occidente, donde emprendieron una lucha, por el más básico de los derechos: el aprender a leer y escribir, al que solamente podían adherirse si pertenecían a la nobleza o a la burguesía y, sobretodo si podían contar con la suerte de tener por padre a un hombre flexible, capaz de aceptar. Eso ni hablar de la situación de las pobres y plebeyas porque era prácticamente imposible.
Las Mujeres de la Realidad y de Bodas de Sangre
Las mujeres desde que nacían eran criadas para convertirse en futuras esposas y madres, adiestradas en labores y tareas domésticas.
MADRE:-Yo sé que la muchacha es buena. ¿Verdad que sí? Modosa. Trabajadora. Amasa su pan y cose sus faldas, y siento, sin embargo, cuando la nombro, como si me dieran una pedrada en la frente.1
MADRE:- Sí, pero que haya niñas. Que yo quiero bordar y hacer encaje y estar tranquila2
Se esperaba de las mujeres que en su rol de “Ángeles del hogar” agotaran todos sus deseos y necesidades.
MADRE: ¿Sí? ¡Qué hermoso mirar! ¿Tú sabes lo que es casarse, criatura?
NOVIA (Seria): Lo sé.
MADRE: Un hombre, unos hijos y una pared de dos varas de ancho para todo lo demás.
NOVIO:¿Es que hace falta otra cosa? 3
El matrimonio y la maternidad, entendida ésta como obligaciones biológicas y asistencias al crecimiento de la comunidad, impedían a la mujer realizar trabajos fuera del hogar. Contribuía a la economía familiar atendiendo la pequeña huerta o el gallinero doméstico, lavando y planchando para otros, pero en su casa.
Solo algunas, por real necesidad, viudas o solteras sin familia, trabajaban en el campo. En Bodas de Sangre se habla de “las mujeres que cogen las alcaparras”; otras participaban de la vendimia o la cosecha de aceitunas y cereales. Lo peor entre otras cosas fueron sus salarios que no llegaban ni a la mitad de lo que eran de los hombres.
Se vestían sencillamente, era pocas las que podían acceder a la moda que venía de las grandes ciudades. El cuerpo se cubría de varias prendas, oculto a los ojos propios y ajenos; sobre la cabeza, salvo para andar dentro de la casa, una mantilla.
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