Buenos Aires en las obras de Roberto Arlt y Jorge Luis Borges
Enviado por joka2206 • 6 de Noviembre de 2015 • Trabajo • 2.389 Palabras (10 Páginas) • 148 Visitas
UNIVERSIDAD DE BELGRADO
FACULTAD DE FILOLOGÍA
CÁTEDRA DE ESTUDIOS IBÉRICOS
GRUPO DE LENGUA ESPAÑOLA Y LITERATURAS HISPÁNICAS
BUENOS AIRES EN LAS OBRAS DE ROBERTO ARLT Y JORGE LUIS BORGES
Trabajo escrito de la Literatura hispanoamericana 4
Estudiante: Jovana Stanojević
Número de índex: 2011/ 0600
Coordinadores:
Profesor: dr Dalibor Soldatić
Asistenta: Ksenija Vulović
Nota: ____________________
En Belgrado
El 27 de abril de 2015
Índice:
Introducción ………………………………………………………………………….3
El Buenos Aires literario en la obra de Roberto Arlt ………………………………..3
El Buenos Aires literario de Borges………………………………………………….5
Conclusión…………………………………………………………………………... 9
Bibliografía………………………………………………………………………….10
Introducción
Los años veinte y treinta del siglo XX representan la edad de oro de la narrativa argentina y durante este período la ciudad de Buenos Aires soportó cambios muy profundos en su arquitectura, economía, sociedad y cultura (Pedraza Jiménez, Rodríguez Cáceres 2008: 572).
A saber, el nombre de esta urbe fue sinónimo de la modernidad de América Latina y también esta metrópoli recibió en aquella época el mayor número de inmigrantes de Europa, lo que cambió su carácter, aspecto visual y vida cultural (Jaeckel 2009: 56).
Todos éstos son los motivos principales por los cuales muchos escritores utilizaron esta urbe como lugar de la acción de sus libros. Los autores más destacados del siglo pasado que se interesaban por este tema son Roberto Arlt y Jorge Luis Borges.
En la Argentina, hoy día nadie duda de la importancia de las obras de estos maestros literarios y con frecuencia se uno compare con el otro. Sin embargo, a la hora de analizar y contrastar sus creaciones es muy importante saber la razón fundamental por la cual se estos dos autores distinguen. Por un lado, Roberto Arlt se representa como escritor marginal, anarco-revolucionario, semi-analfabeto e informal y por otro, Borges se describe como burgués integrado, estilista y de refinada cultura (Gnutzmann 1997).
2. El Buenos Aires literario en la obra de Roberto Arlt
Es necesario destacar que la literatura de Arlt nace del contacto directo con la vida, en especial con los sectores marginales, de los que extrae una inquietante galería de personajes (Pedraza Jiménez, Rodríguez Cáceres 2008: 573).
Arlt quiere revelar a sus lectores cómo la gran ciudad, opuesta al orden natural, puede destruir al individuo. Por lo tanto, las urbes de sus obras están pobladas de gentes de mal vivir y de situaciones difíciles y peligrosas (573). Cada ciudad literaria de Arlt está llena de rivalidad, enemistad, rechazo, nadie puede llegar a ser con éxito parte de algo más grande y las novelas se determinan con la promesa de un viaje futuro que anuncia un exilio: hay que ir a un otro lugar porque aquí no lugar (Mančić 2007: 185, 186).[1]
Un buen ejemplo que puede mostrar sus puntos de vista sobre este tema se encuentra en es su primera novela El juguete rabioso (1926) cuando se describen las situaciones difíciles:
«Mira qué botines. Lila para no gastar en libros tiene que ir todos los días a la biblioteca. ¿Qué quieres que haga, hijo?» (Arlt, 1993: 80), «Las inquietudes sobrevenían al comenzar al mes. Se trataba entonces de disuadir a los acreedores, de engatusar a los gallegos de mierda, de calmar el coraje de la gente plebeya que sin tacto alguno vociferaba a la puerta cancel reclamando el pago de las mercaderías, ingenuamente dadas a crédito» (35), «¡Ah, es menester saber las miserias de esta vida puerca comer el hígado que en la carnicería se pide para el gato, y acostarse temprano para no gastar el petróleo de la lámpara!» (148).
El juguete rabioso se encuentra en la tradición de la novela picaresca española y se divide en cuatro episodios que narran las aventuras y peripecias de un pícaro porteño con el nombre de Silvio Astier (Jaeckel 2009: 60).
Silvio, que tras una infancia marcada por la pobreza, no encuentra otra salida a su vida vacía y sin sentido que dar rienda suelta a las fantasías de bandidos y criminales que encuentra en sus lecturas y sumirse en la delincuencia (Pedraza Jiménez, Rodríguez Cáceres 2008: 573): «Y para iniciarnos dignamente decidimos comenzar nuestra carrera desvalijando las casas deshabitadas» (Arlt 1993: 39). El autor describe esta situación de la manera siguiente:
«Nuestros ojos giraban como bolas y se abrían como platos investigando su provecho, y en cuanto distinguíamos lo apetecido, allí estábamos sonrientes, despreocupados y dicharacheros, los dedos prontos y la mirada bien escudriñadora, para no dar golpe en falso como rateros de tres al cuarto» (Arlt 1993: 42), «Así vivíamos días de sin par emoción, gozando el dinero de los latrocinios, aquel dinero que tenía para nosotros un valor especial y hasta parecía hablarnos con expresivo lenguaje» (48, 49).
El protagonista de Arlt comete varias tentativas de huida de la ciudad (salida en barco, suicidio con revolver) que siempre fracasan por motivos distintos (Jaeckel 2009: 61): «Es inútil, tengo que matarme» (Arlt 1993: 166).
A saber, se trata de un motivo común en la literatura urbana que evidencia la relación ambivalente entre individuo y ciudad (Jaeckel 2009: 61). El autor refleja el sentimiento generalizado de frustración que advierte en la sociedad argentina y desde una visión apocalíptica, muestra a sus lectores un mundo caótico, corrupto, y una humanidad degradada (Pedraza Jiménez, Rodríguez Cáceres 2008: 573).
Sin embargo, Silvio madura psicológica y físicamente a lo largo de la historia porque en cada capítulo aprende algo nuevo sobre la vida en la ciudad grande y al final de la novela logra superar el pesimismo que se había adueñado de su vida (Jaeckel 2009: 61):
«Para vender hay que empaparse de una sutilidad mercurial, escoger las palabras y cuidar los conceptos, adular con circunspección, conversando de lo que no se piensa y no cree, entusiasmarse con una bagatela, acertar con un gesto compungido, interesarse vivamente por lo que maldito si nos interesa, ser múltiple, flexible y gracioso, agradecer con donaire una insignificancia, no desconcentrarse ni darse por aludido al escuchar una grosería, y sufrir, sufrir pacientemente el tiempo, los semblantes agrios o malhumorados, las respuesta rudas e irritantes, sufrir para poder ganar algunos centavos, porque así es la vida» (Arlt, 1993: 187).
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