CRÓNICA SOBRE LA DANZA

LA PASION DOLOROSA

Es muy fácil criticar a los bailarines, se les llama vagos sin estudios y mil cosas más pero nadie sabe el sacrificio que implica bailar, desguinzarse un tobillo, estar horas y horas para obtener finalmente cuatro pasos coordinados, detrás de un bailarín hay un adolescente perdido por cumplir un sueño; pierden amigos, momentos familiares, salidas, días completos haciendo ensayos, shows, competiciones, dejando el alma para mejorar y superarse… desgraciadamente la sociedad no es capaz de ver todas esas acciones, solo ven que bailan en escenarios con luces y vestuarios llamativos aunque el sacrificio haya sido tres veces mayor de lo que piensan; simplemente, la danza, es mucho más que una coreografía y un conjunto de movimientos, la danza es un estilo de vida.

Desde hace ya cuatro o cinco años aproximadamente me encuentro probando distintos tipos de danza, desde la clásica hasta jazz, contemporánea, folklor, árabe, hawaiano, hip-hop y moderna; la iniciación a la danza para mí no fué nada fácil, al principio mi madre parecía estar mucho más entusiasmada que su hija mientras que yo solo recibía ordenes que provenían de ella, con el paso del tiempo los papeles cambiaron de posición y estaba completamente fascinada con las clases y el traslado repentino de mi hogar a un salón de danza, recuerdo perfectamente la primera clase, entre al salón aterrada, durante la sesión me colocaron al final de las filas conformadas por el grupo, yo parecía un títere que dirigían los demás pero me fascinaba serlo por el momento; para ser una bailarina se necesita disciplina y constancia pero afortunadamente no carecía de estos dotes artísticos, gracias a ellos después de 1 mes me encontraba justo en la fila de enfrente, mi técnica mejoro y yo me sentía muy orgullosa y aún más aun cuando anunciaron una próxima presentación en el certamen de belleza anual del municipio, día con día, tarde con tarde me preparaba para el gran evento, no sabía cómo sería esa gran sensación de estar frente a más de cien personas dando a conocer todo tu esfuerzo por primera vez que provenía de meses de ensayos y práctica, me sentía aterrada y fascinada a la vez cuando el ocaso esperado llegó el vestuario maquillaje y demás elementos resaltaban mi belleza femenina, no podía creerlo estaba estupefacta, finalmente al pisar el primer escalón para subir al escenario una felicidad inmensa invadió mi estómago, estaba ausente, presente físicamente presente pero emocionalmente me perdí por un momento y comencé a agradecer a la vida por la gran oportunidad que me había brindado ese día de poder hacer sentir orgullosos a mis padres y a mí misma, al escuchar el son de las melodías inmediatamente regrese y perfectamente cumplí esa gran meta que ya tenía propuesta desde hacía ya 1 mes, al término los aplausos eran incontrolados e incontenibles, los gritos y los murmureos no paraban, busque entre el público mi padre, lo observé y note una gran sonrisa que explotaba en mi rostro, satisfactoriamente baje del escenario y mi maestra estaba encantada, me felicitó y me abrazo durante más de un minuto, lentamente escuché como susurraba en mi oído palabras maravillosas, ella dijo: -No cabe duda que el elemento que esperé por años ha llegado, vamos hacia arriba mi niña, eres mi gran página en blanco, quisiera aprovecharlo y hacer de una bailarina la mejor en el mundo-. Sonreí e inmediatamente mire hacia arriba y mi familia me esperaba con los brazos extendidos, las felicitaciones invadieron mi silencio, me sentía exhausta y el sudor recorría cada parte de mi pequeño cuerpo, no me daba cuenta que lloraba hasta que mi hermana mayor limpio las lágrimas calientes que caían por mis pómulos, nunca podré olvidar aquel día tan especial porque al final del evento cinco extrañas personas me invitaron a una reunión donde me ofrecieron una beca para estudiar en Bellas Artes, para eso entonces aun no sabía el significado de dichas dos palabras pero de algo estaba segura, implicaba algo sobre danza, sobre arte, sería ilógico que me solicitaran para algo más particular, mis padres intervinieron en la reunión y no aceptaron dicha premiación, eso me hizo sentir fatal, no podía creer que aquel día pudiera terminar así. Pasó un año y la beca seguía en mi lista de invitaciones pero nunca accedí, ni al siguiente año, puesto que mis padres se oponían. Conforme el tiempo avanzó yo crecí y ellos me cedían un poco más de individualidad y libertad para trasladarme a mis clases de danza; comencé a crear una obsesión, explotaba mi talento al mil por hora, comía, dormía y respiraba danza, jamás pensé que eso me pudiera pasar a mí; mis padres comenzaron a eludirme por completo ya

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