Capitulo 4 Pida la Palabra Alan Garcia

Resumen del Capítulo 3 de Pida la palabra por Alan García

En este tercer capítulo hablamos de las cualidades que hay para hablar. Realmente todos poseemos estas cualidades, pero como cualquier cosa que aprendemos, siempre tenemos que estar constantemente reforzando y practicando porque así es como seremos mejores en eso. Como menciona el autor, debemos de actualizarlas, re-entrenarlas y fortalecerlas. Si lo pensamos en este aspecto, él tiene toda la razón porque estaría increíble que cuando nos aprendiéramos algo por primera vez, no tuviéramos la necesidad de repasarlo o de actualizarnos, pero así es como funciona la mente, debemos de estar practicando constantemente nuestras habilidades.

Ahora bien, el autor habla de dos puntos bastante importantes en este apartado del libro. Habla sobre la memoria, un aspecto de mucha importancia en nuestra vida diaria, pero además también como oradores. Una manera que presenta el autor para ejercitar nuestra memoria es memorizando más cosas y una de ellas es la poesía. Además de que son fáciles de aprender las poesías nos ayudan a que al momento de recitarlas podemos recuperar el ritmo en el habla. Otra opción es por medio de aprendernos citas célebres ya que también son muy fácil de recordar y es una manera de aprender. También debemos de estar actualizando constantemente la información que poseemos acerca de los temas que nos interesan porque así tanto ejercitamos nuestra memoria como aprendemos más de los temas que nos interesan.

Otra forma de mejorar y practicar las cualidades para hablar, es el ejercicio en grupo. El autor la denomina la mejor manera para ejercitar la expresión o la recuperación de habilidades ya que cuando decidimos practicar con un grupo de personas nuestro discurso o lo que tenemos planeado decir, será mejor ya que las personas que estén presentes nos podrán dar una retroalimentación constante de nuestra oratoria y viceversa, nosotros podremos mencionarles qué es lo que pueden cambiar y qué es lo que pueden mejorar a la hora de hablar en público. Porque ellos observan nuestro lenguaje corporal y nuestra manera de hablar, entre otros aspectos.

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