Cien años De Soledad Ensayo

EL AMOR VENCIDO POR LA SOLEDAD

Cien años de soledad, es una novela en la que podemos encontrar una mezcla de varios aspectos, como son la vida cotidiana de una familia y sus generaciones, hechos maravillosos, sucesos irreales y a mi parecer sobrenaturales, fiestas folklóricas, guerras y posiciones de partidos políticos no compartidos.

En un principio, la familia Buendía vago por la tierra, por un asesinato de un vecino y más que todo huyen pero de este fantasma, el cual los asechaba, hasta que encuentra una tierra solitaria, a orillas del río, en uno de los lugares más frescos en el que se encontraban. Y es entonces donde deciden fundar el solitario pueblo de Macondo.

El pueblo Macondo fundado por los esposos y primos al tiempo José Arcadio Buendía y Úrsula es un lugar creado por la familia descendiente de estos, pueblo aislado de la sociedad por así decirlo, estancados a alejados posiblemente de toda civilización, lo único con que compartían era con los gitanos y Melquiades también gitano que trajo inventos y descubrimiento como el hielo y el imán.

Estos llegaban cada cierto tiempo y los cuales traían sus nuevos inventos los cuales dejaban maravillados y espectrados a esta población.

Macondo es un pueblo ficticio donde la soledad es vivida por toda la familia Buendía y sus generaciones pasa por situaciones de tristeza y dolor por los hechos transcurridos en cien años.

José Arcadio Buen Día en un principio es un hombre “equilibrado”; de carácter fuerte, de gran fortaleza física, gran interés por la ciencia, la mecánica y la alquimia, muy idealista y aventurero. Al matar a Prudencio Aguilar torna una característica agresiva, cambia su carácter para convertirse en más rudo, se vuelve introvertido y su tiempo lo gasta en un taller pero al tiempo se maravilla por los inventos de Melquiades.

Esta familia tuvo tres hijos José Arcadio, Aureliano y Amaranta. El mayor de este José Arcadio de este primer hijo de la familia no podemos hablar mucho ya que abandona la historia al principio de la obra cuando se marcha de Macondo con un circo de gitanos. Un día, antes de irse, su madre Úrsula lo lleva donde una adivina ya que piensa que ese primer hijo puede tener cola de cerdo pero ésta se lo niega. Podemos analizarlo brevemente cuando al cabo de varios años regresa convertido en un hombre alto y gordo. Hombre mujeriego, holgazán y viajero.

Aureliano Es el segundo hijo de la familia y el segundo varón. Chico al que todos consideran tranquilo y pacífico pero cuando es mayor se convierte en la máxima autoridad del bando liberal en todas las batallas, fusilamientos, levantamientos, revoluciones, aunque las pierde todas.

Su primer hijo lo tuvo con Pilar Ternera, después se casó con Remedios Moscote, ésta murió muy joven y no tuvieron hijos. Durante los años que pasó en la guerra tuvo 17 hijos de 17 mujeres distintas En su personalidad podemos ver que es gran aficionado a las ciencias y a las armas.Los últimos años de su vida los pasó encerrado en su cuarto haciendo pescaditos de oro.

Amaranta: La única hija biológica del matrimonio inicial y la única de la familia que murió siendo virgen llena de preocupaciones interiores y de miedos para mostrarse como es. La representa una venda negra que llevo toda la vida en su mano.

En su juventud fue una chica amable y dulce pero eso cambia cuando empieza a ser rival de Rebeca por el amor de Pietro Crespi y se convierte en una chica fría, mala, vengativa y con gran odio lo que hace que muchos hombres que se acercan a ella sufran desgracias.

A esta chica podemos aplicarle un refrán muy apropiado con su personalidad: "hierba mala nunca muere", ya que Amaranta de alguna manera fue "la malvada", la que envenenó por equivocación a Remedios, la bella, la culpable de la desdicha amorosa de Rebeca, la que castigó con sufrimiento a sus amados.

La creatividad de este se reflejaba por todo el pueblo Macondo y todos sus habitantes se maravillaban de su ingenio, pero José Arcadio Buendía era el más fascinado hasta el punto de imitarlo pero no era tan ingenioso como este.

Traían innumerables inventos con lupas del tamaño de un tambor con esta hacían demostraciones asombrosas, alfombras voladoras.

Melquiades, hizo una demostración pública de lo que él mismo llamaba la octava maravilla de los sabios alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos lingotes metálicos, y todo el mundo se espantó al ver que los calderos, las pailas, las tenazas y los anafes se caían de

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