Cien años De Soledad
Enviado por Sebaxtiaam • 15 de Abril de 2015 • 1.513 Palabras (7 Páginas) • 223 Visitas
Acciones principales que sirven de eje en la novela.
Existen diversas acciones que sirven de eje en la novela como la guerra entre liberales y conservadores, trayendo como consecuencias muchas tragedias y cambios tanto en lo personal y colectivo, como la llegada de los norteamericanos a Macondo, también la explotación de los trabajadores por parte de la compañía bananera.
Cabe destacar que otra acción importante en la obra son los hechos tanto míticos como religiosos que ocurrían en Macondo:
• La levitación del padre Nicanor.
• La ceremonia del Miércoles de Ceniza. La elevación de Remedios la bella.
• La muerte de Úrsula el día de jueves Santo.
• La creencia de que en caso de incesto nacerá un hijo con cola de cerdo.
• Los Buendía y Macondo desaparecen porque es su destino, que se encuentra escrito en los pergaminos que Melquíades entregó a José Arcadio Buendía.
• Macondo es condenado en el momento que llega el ferrocarril al pueblo.
• La desaparición de los Buendía también se podría deber a un castigo de Dios por el incesto cometido entre Amaranta Úrsula y Aureliano.
• El clan de los Buendía se encuentra marcado por una influencia negativa, ya que suceden muchas desgracias y pocos de los miembros de la familia encuentran la felicidad y la tranquilidad en sus vidas.
“Macondo es un estado de ánimo”, le dijo alguna vez García Márquez a Plinio Apuleyo. Sin tener ningún conocimiento sobre el tema, sería imposible deducir que se está hablando de una ciudad; lo único que podría pasar por la cabeza es queMacondo es un sentimiento. Llega a la mente, entonces, una frase hecha muy común en Colombia que utiliza (de la misma manera que García Márquez) un lugar para representar un sentimiento: “Vivo en el Limbo”. Vivir en el Limbo (en esta acepción dialectal) es estar en la soledad absoluta; es encontrarse emocionalmente en un lugar que lo abarca todo pero que a la vez no es nada; es estar atrapado en un reloj que da vueltas y vueltas sobre sí mismo, repitiendo incesantemente su rotación sin llegar nunca a ningún final; es existir en la inexistencia. Y eso es precisamente Macondo: la inexistencia, la soledad retratada en forma de lugar. “La soledad está en Macondo desde su misma creación, en su aislamiento físico. La soledad es Macondo” (Méndez-Faith, s.a: 135).
Gabriel García Márquez creó la aldea de Macondo en su primera novela La hojarasca (1955), en la cual dejó plasmadas las características básicas de este pueblo tropical: “calor obsesivo, lluvias torrenciales, viento, polvo y humedad agobiantes” (Ibid,: 127). Pero esta pequeña aldea que se esfuma como backround en la primera novela del autor, comienza a desenvolverse poco a poco, mostrándose cada vez más completa. Como en su libro de relatos Los funerales de la Mamá Grande (1962), donde Macondo deja de ser solamente un pueblo caliente y solitario, para abrirse a una nueva dimensión: la mágica[1]. Pero no será hasta 1967, cuando publica su obra maestra, Cien años de soledad, que Macondo deja de tener una historia parcial e indefinida, como fichas sueltas de un rompecabezas, para convertirse en “la historia completa de un mundo desde su origen hasta su desaparición” (Vargas Llosa, 2007: XXVII).
La razón por la cual García Márquez elige el nombre de Macondo aún se mantiene en debate general. Se han encontrado muchas etimologías que pueden llevar a muchas partes distintas y que pueden, a la vez, complementarse o inducir diferentes interpretaciones[2]. Pero, yendo directamente a la fuente, García Márquez dice que “el nombre de Macondo lo había escuchado por primera vez como a los cinco años en el comisariato de la United Fruit Company” (Saldívar, 2005: 106). Este Macondo real era una finca bananera muy cercana al pueblo natal del escritor (Aracataca), y la descripción geográfica[3]que da en Cien años de soledad concuerda perfectamente con la ubicación real de la finca bananera en el mapa. Por esta razón, muchos críticos (como Méndez-Faith) sugieren que Macondo es “la transposición poética de la realidad” como diría García Márquez; es decir, Macondo es Aracataca. Pero el campo de acción se va expandiendo: Arrington Jr. ve a Macondo “basado en la realidad americana” (s.a: 63); o expandiéndose más aún, hasta llegar a “la aldea universal” (Saldívar, 2005: 260) porque “Macondo sintetiza y refleja (al tiempo que niega) a la realidad real: su historia condensa la historia humana” (Vargas Llosa, 2007: XXX).
Pero no es hasta que se desvincula a este pequeño pueblo y a sus personajes
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