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Citas Textuales


Enviado por   •  11 de Abril de 2013  •  2.972 Palabras (12 Páginas)  •  1.286 Visitas

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Citas textuales

1. Marte y el desierto de Atacama (¿Cómo ves?, Revista de divulgación científica, México, núm. 62, año 6, pág. 5)

Cuando las naves Vikingo mandaron información a la tierra sobre el suelo marciano, ésta resultó ser decepcionante: no sólo no encontraron ningún tipo de organismos, ni siquiera detectaron presencia de materia orgánica, precursora química indispensable para que exista la vida. Pero una investigación realizada recientemente apunta a que esto pudo deberse a que los equipos con los que contaban los Vikingo no eran lo suficientemente sensibles para detectarla, en caso de que hubiera existido alguna forma de vida. Un grupo de científicos de la Universidad de París, de la Universidad Estatal de Lousiana y de la NASA, realizaron investigaciones similares a la de los Vikingo en una región de nuestro planeta que se asemeja a las condiciones que se encuentran en Marte: el desierto de Atacama de Chile. Ahí estudiaron cuáles son las condiciones límite para que la vida pueda desarrollarse y la posible explicación que las misiones Vikingo no la hayan detectado en Marte, si es que existía. Atacama es un desierto extremadamente árido y caliente que se localiza entre los 20 y los 30 grados de latitud sur y está rodeado por las montañas de la costa y por los Andes. Es una región que tiene más de 15 millones de años de antigüedad y es 50 veces más árida que el Valle del Desierto de California. En el trabajo de campo que se llevó a cabo durante 2002, el equipo de investigadores analizó el suelo de Atacama y encontró que no había ningún tipo de microorganismos. Esto les pareció muy extraño, ya que es una zona expuesta a la atmósfera, que puede acarrear diversas formas de vida.

Los investigadores concluyeron que el desierto de Atacama, por sus condiciones extremas, es un excelente laboratorio natural donde realizar experimentos precisos para detectar las más mínimas evidencias de la existencia de vida: “Pensamos que esta región inerte es un excelente sitio para desarrollar instrumentos pequeños y portátiles diseñados para tomar y analizar muestras de cielo marciano”, opinó Chris McKay, investigador de la NASA. Recientemente los investigadores diseñaron un método para extraer ADN del suelo sin que ninguna persona esté involucrada en el procesamiento de los datos, lo cual es un paso importante para evitar cualquier tipo de contaminación de las muestras. En la investigación participaron Rafael Navarro González, Paola Molina y José de la Rosa los tres de la UNAM, los resultados fueron publicados en la revista Science, de noviembre pasado.

2. Carácter (Camps, Victoria. Qué hay que enseñar a los hijos, Barcelona, Plaza y Janés, pág. 45-52

Tendemos a pensar que el carácter es inmutable, que uno nace con el carácter que Dios le ha dado y no tiene más remedio que conformarse con su buen o mal temple. Decimos que nuestro hijo tiene buen o mal carácter y es muy buen chico o, por el contrario, que es rebelde, contestón y tiene mal genio. Aunque nos gustaría cambiarlo, pensamos que así es, nos ha tocado, y hay que aceptarlo. Pero la realidad es más compleja. Para decirlo brevemente, los humanos no tenemos sólo instinto, sino carácter. Un carácter que no se posee al nacer, sino que se va haciendo por la interacción con el medio, con las costumbres y con los demás. “Yo soy yo y mi circunstancia”, decía Ortega y Gasset, quería decir que el yo no es nada si le quitamos sus relaciones, su trabajo, su dinero, sus aficiones, sus ideas, su época. Hoy preferimos quizá hablar de “identidades”. La identidad de cada uno es su carácter, pero las identidades se van formando, nadie nace con una identidad definida y acabada.

No es que el niño sea una página en blanco. Lo que llegará a ser está a medio escrito; posee una información genética, una herencia, nace en el seno de una cultura y estatus social y económico. Un niño guineano tendrá menos posibilidades de ser esto o aquello que un catalán o inglés. El entorno actúa sobre la persona, la moldea, pero no la determina: el resultado es siempre una incógnita. Una incógnita sobre la que se puede actuar e influir, pero no garantizar el éxito. “El hombre es, de algún modo, todas las cosas”, escribió el filósofo renacentista Pico Della Mirandola. Quería decir que la persona tiene una dignidad superior a la de otros seres vivos. Consiste esa dignidad en poder ser muchas cosas, consiste en la obligación de tener que empeñarse en ser esto o aquello. SI no fuera así no tendría sentido la educación.

¿Cómo se forma el carácter? ¿Cómo se forma en definitiva el yo? Los maestros lo saben bien: inculcando hábitos, repitiendo actos, acostumbrando al niño a que le guste y le atraiga lo que debe gustar y atraer. Haciendo que se adapte a las costumbres que creemos que son buenas. ES lo que hacemos, por ejemplo, cuando le enseñamos a nuestro hijo a ser limpio y le obligamos a ajustarse a un horario. Le enseñamos a no hacerse pipí encima, a no comer con las manos, a limpiarse con la servilleta, a lavarse las manos antes de comer, a comer u a dormir cuando toca. Son normas que crean hábitos y acostumbran a vivir de una manera y no de cualquier manera. Todo es convencional, por supuesto. Podría ser distinto. En las culturas humanas ha habido múltiples formas, por ejemplo de saludar. Nos lo cuenta Ortega en su artículo “El saludo”: un árabe dirá salaam aleikum (la paz sea contigo); el romano decía salve (que tengas salud); el griego, khairé (te deseo alegría); nosotros damos los buenos días y las buenas noches; en la India en cambio, al saludar por la mañana se preguntaba: “¿Ha tenido usted muchos mosquitos esta noche?”. En fin, lo que nos dicen estas anécdotas es que lo que cuenta no es lo que se diga sino que se salude, hágase como se haga, es imposible vivir sin regularidades, sin unas pautas que nos permitan orientarnos en le mundo y saber qué podemos esperar de los demás.

El comportamiento animal sólo consiste en dar respuestas a estímulos externos. Cuando mi perra ve que me levanto y cojo la correa, empieza a dar saltos de regocijo porque sabe que voy a sacarla a la calle. El comportamiento humano es más complicado: no es la mera respuesta a unos estímulos, sino la capacidad de “inventar” respuestas distintas ante los estímulos placenteros o dolorosos que le vienen de fuera. Esas respuestas, en principio, las aprendemos a partir de lo que vemos, vienen dadas por lo que hacen los demás, por lo que nos dicen que hay que hacer y por la costumbre. Una respuesta posible y fácil, por ejemplo, ante el conflicto, es la violencia. Vemos a menudo que es así como se solucionan los conflictos, en las guerras en las peleas. Por eso nos inquieta la inmersión televisiva de la infancia en la violencia. O la

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