Ciudad Y Literatura
Enviado por • 3 de Noviembre de 2014 • 2.020 Palabras (9 Páginas) • 395 Visitas
UNIVERSIDAD DE CUENCA
Facultad de Filosofía, Letras y Ciencia de la Educación
Carrera de Lengua y Literatura Española
Curso: Sexto ciclo
Estudiante: Iván Cevallos
Profesor: PhD. Manuel Villavicencio.
Fecha de entrega: 04/07/2014
Ayer frente al hastió y al deseo urbano
La literatura que no es aliento para la sociedad contemporánea, que no se atreve a transmitir los dolores y los temores de la sociedad, que no advierte a tiempo las amenazas contra la moral y los peligros sociales, no merece el nombre de literatura, sino que es sólo una fachada. Esa literatura pierde la confianza de su propio pueblo, y sus obras publicadas se utilizan como papel higiénico en lugar de ser leídas.
Alexander Solzhenitsyn
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Desde la aparición de El pozo de Juan Carlos Onetti en 1939, los textos literarios en Latinoamérica se ha modificado hasta segmentarse en dos grupos grandes: la ciudad y los conflictos con los personajes. No obstante, libros como Un hombre muerto a puntapiés o Los siete locos ya develan rasgos de una problemática urbana. Estos elementos de la novela moderna son de un cierto modo, limitantes de la narración y limitantes del discurso. Puntualmente, se puede observar dentro del libro Ayer de Juan Emar, los rasgos típicos de una ciudad que plasma una realidad llena de hastío y nomadismo; todo esto generado por una ciudad que presiona cruelmente al individuo.
Ahora bien, Juan Emar con su libro Ayer, escrito en 1935, intenta plasmar la visión de un mundo superficial y común a través de sus dos protagonistas: Juan e Isabel. Estos personajes, van sin rumbo fijo intentando establecerse en una urbe industrializada y solitaria. Este factor, los lleva a intentar escapar de una ciudad que los circunda a ultranza. No obstante, la lucha de personajes y ciudad genera un conflicto que se puede traducir como sinónimo de supervivencia y rebelión.
Por otro lado, la supervivencia de los personajes Juan e Isabel tiende a plantear una interrogante: ¿qué es lo que desea el individuo para vivir saludablemente en la urbe? Esta pregunta, sin embargo es difícil de distinguir gracias a los aspectos diversos que tiene la ciudad y que llegan a presentar los actantes en la obra Ayer. Más, aun cuando el rol de los personajes se reduce a ser: actantes y comunicadores de un recuerdo. Paralelamente, la obra de Emar es en un sentido literal la paráfrasis de Jorge Manrique: todo tiempo pasado fue mejor.
En vista de estos factores, nos planteamos analizar el libro Ayer de Juan Emar en base a tres aspectos: el primero, develar los rostros de la urbe; en segundo lugar, expondremos el deseo de los habitantes de la ciudad y por último, analizaremos los factores que imposibilitan la determinación libre del ser humano dentro de la ciudad civilizada. Para la correcta construcción de este ensayo nos basaremos en tres libros que servirán como apoyo bibliográfico a nuestra propuesta literaria. Estos libros son: Ciudad ausente y ciudad tomada de Manuel Villavicencio y Ensayos sobre el amor de Ortega y Gasset. Del mismo modo, algunos textos no incluidos aquí, nos servirán para esclarecer ciertos aspectos de nuestro ensayo.
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Ahora bien, la ciudad, el medio por donde caminan los personajes, típicamente se puede analizar desde la descripción de paisajes, calles y plazas. Pero, a menudo esta figura se difumina imposibilitando una panorámica que demuestre el verdadero rostro de la ciudad. Ahí, es cuando se debe recurrir a plasmar por completo el diálogo del hombre con la ciudad. Dicho esto, Ayer define a la ciudad de la siguiente manera:
Salimos a la calle, bajo un tiempo húmedo y gris. Nos quedaba aun por visitar el Zoo de San Andrés. Allá nos dirigimos. Por si, diré verdad, no lo encontré tan digno de la fama que posee, pues bien pocos bichos lograron atraer mi atención (17).
Esta panorámica de la ciudad “Emariana”, nos devela la comunicación que sostiene el individuo y su contexto. Esta relación, sin embargo, es rotundamente fría, pues si analizamos la cita, veremos qué: el personaje narrador Juan, ve a la ciudad como un zoológico; entidad que separa al individuo por clases, castas y especies para un consumo netamente estético. De todas formas, esta relación de ciudad con individuo Manuel Villavicencio la define de la siguiente manera, añadiendo una dirección y una causalidad: la ciudad es “símbolo, resultado y refuerzo de una máxima concentración del poder”(Villavicencio, 15).
Este poder, que es el resultado de una construcción utópica de la gente civilizada, también es un mecanismo para mantener el control sobre la posible barbarie que emigraba desde la periferia hasta el corazón de la ciudad, pues: “en la década del 30 el proyecto de ciudad moderna estaba en marcha” (Ubidia, 8), y por ende la ciudad estaba construyéndose en base al trabajo del bárbaro hacinado en la fábrica, en el astillero, etc.
Tales barbaros, se pueden definir como: “monos, más pequeños” (18), o sencillamente actantes, que toman vida y nombres propios; estos, como lo mencionamos antes son: los personajes de Ayer: Juan e Isabel. Sin embargo estos seres, no son arquetípicos de una ciudad clandestina, sino más bien, estos son habitantes del mismo corazón urbano. Están en el centro mismo de la civilización, gozando de mecanismos aisladores de lo bárbaro, de lo rudo, de lo anti intelectual: “No quiero decir más que eso: bien. La concentración fue perfecta, las distracciones no existieron” (104). Este hecho, quizá es un amparo por mantener
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