Comentario del Romance de luna luna

Romance de la luna luna

Uno de los grandes logros poéticos de García Lorca fue la creación de un lenguaje poético propio, poderoso y original, cuyo sello de identidad descansa en el uso de la metáfora y del símil y destaca la connotación sobre la denotación. Romancero Gitano constituye el primer gran hito poético de García Lorca. Escrita entre 1922 y 1927, fue publicada en 1928 y tuvo mucho éxito, un éxito que no fue de agrado de Lorca pues se creó en torno a el mito de “poeta gitano”. En realidad, esta obra presenta una gran síntesis entre la poesía popular y la vanguardista, la cual transcurre entre dos motivos centrales, Andalucía y los gitanos, tratados de manera metafórica y mítica.

Este romance pertenece a la 1ª serie de la obra, más lírica, con la creación de dos mitos, luna y viento, y con una gran presencia dominante de las mujeres, donde el tema central es sin duda la frustración amorosa.

Los ocho primeros versos del romance responden  a la estructura narrativa propia de esta forma métrica. Son la introducción y nos proporcionan los personajes, el espacio y el tiempo. Es importante destacar en el mundo poético del Romancero la presencia de la naturaleza, que rodea al ser humano y que interactúa con ellos, dotada de vida y sentimientos. En este poema, la luna es un elemento natural personificado y también “el aire conmovido” que responde a la danza mágica de la luna.

A partir del verso 9, se desarrolla el nudo del relato: el diálogo entre el niño y la luna, introducido sin “verba dicendi”para darle más dinamismo, pero también más ambigüedad.  Mientras los personajes dialogan, la luna prosigue el baile que arrastrará al niño, cuyo movimiento de acercamiento se expresa con gran acierto: “Niño, déjame, no pises/ mi blancor almidonado”. En sus intervenciones, la luna es bondadosa y maternal; le habla al niño de sus “ojillos cerrados”. Sin embargo, la tendencia al encabalgamiento aporta un ritmo más intenso a sus palabras.

Hasta el verbo 20 se extiende la primera tirada de versos octosílabos del poema. El romance en medida octosílaba y rima asonante le permite al poeta una gran flexibilidad, puesto que no existe un número fijo de versos para cada estrofa y puede articular con total libertad la estructura métrica externa en relación con la estructura interna.  De esta manera, el desenlace, que abarca los dieciséis últimos versos, alterna la reacción de los gitanos a la muerte del niño y la partida de este de la mano de la luna. La interpretación de la figura del jinete sugiere una ambivalencia que será habitual en la obra. Este puede interpretarse como un gitano que regrese a la fragua montado a caballo, pero también como una transmutación masculina de la muerte/luna . Y en efecto, a continuación, aparece el niño muerto. Esta será una de las pocas muertes no violentas de la obra.

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