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Como la abuelita de Luis tenía dos cabritos, Luis los llevaba todas las tardes a comer yerba fresca y verde cerca de un arroyo. Por eso la gente lo llamaba el pastorcito.


Enviado por   •  22 de Febrero de 2017  •  Informe  •  674 Palabras (3 Páginas)  •  201 Visitas

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El ángel y el niño

Luis era un niño obediente y bueno. Viva con su abuelita en una casa en el campo.

Como la abuelita de Luis tenía dos cabritos, Luis los llevaba todas las tardes a comer yerba fresca y verde cerca de un arroyo. Por eso la gente lo llamaba el pastorcito.

A veces, Luis hacia una flauta del tallo de una amapola. En ella tocaba graciosas tonadas para alegrar a los cabritos.

Cada vez que el pastorcito soplaba su pequeña flauta, los cabritos dejaban de comer . Miraban al niño con los ojos muy brillosos y las orejas levantadas, y empezaban a dar saltos y vueltas como si estuvieran bailando. Luis se divertía oyendo correr el agua del arroyo por entre las piedras, cuando vio un pequeño pájaro, de plumas muy lindas, que lloraba sobre una rama caída. Lloraba porque una espina le había herido un ala y no podía volar.

Luis se acercó al ave herida para curarla. Pero el ave se asustó y, como no podía volar, abrió el pico y dijo:

-¿No vienes a hacerme daño, verdad amiguito?

-Vengo a ayudarte. Veré que puedo hacer para curar tu ala herida -le contestó        

 Luis.

-Entonces, eres un niño bueno. Ya no tengo miedo -dijo el pájaro.

-Yo quiero mucho a los animalitos que nos llenan de alegría con sus canciones y con su belleza -dijo Luis.

El pájaro se llenó de contento, y dando un salto cayó en las manos de Luis. El niño, después de acariciar tiernamente la cabeza del ave, lo llevó al arroyo, le echó agua en su ala lastimada y se la curó.

AI sentirse aliviado, el pájaro cantó alegremente, como dando las gracias a Luis. Luego movió las alas como si quisiera decirle adió y alzó el vuelo por el campo sembrado de amapolas.

Una vez, el pequeño Luis se perdió en un monte donde fue a dar de comer yerba a los cabritos. Como estaba asustado porque no encontraba el camino para volver a su casa, se echó a llorar debajo de un árbol. Un lindo pájaro, que venía volando, se posó sobre su mano lie dijo:

-No llores, amiguito. He venido a ayudarte. Quiero pagarte el bien que una vez me hiciste. ¿No te acuerdas de mí?

A Luis se le llenó el alma de alegría cuando record6 el pájaro a quien el, una tarde, le curó el ala herida en el arroyo.

El pájaro sigui6 diciendo:,

-Yo soy el ángel que cuida de los niños. Algunas veces, para probar su corazón, me transformo en uno de de los animalitos que andan par el campo. Por eso me transformé en un pequeño pájaro, con el ala herida, aquel día en el arroyo.

Tan pronto el pájaro acabó de decir estas palabras, se transformó en un ángel muy hermoso que le dijo:

-Ahora ven conmigo; te llevaré donde están los cabritos, a quienes convertiré en dos pájaros gigantes para que nos lleven volando hasta tu casa.

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