Concesiones petroleras

Es bien sabido que Estados Unidos ha tenido un fuerte interés por lo que pasa en la política de México, y es que la cercanía geográfica en algunas ocasiones ha sido un pesadilla en vez de una bendición para la soberanía mexicana.

Uno de los casos más representativos y poco conocidos es la participación que tuvo la nación norteamericana dentro de la Revolución Mexicana.

Durante el Porfiriato, el descontento social era cada vez mayor, al igual que la cantidad de concesiones que se ofrecían y que prácticamente se le regalaban a los extranjeros, y aunque esto podría beneficiar a Estados Unidos, no le agradaba tener que compartirla con otros.

Por ejemplo, se otorgaron concesiones petroleras a los ingleses, lo cual iba en perjuicio de las compañías estadounidenses.

Además, a los ingleses se les concedió la construcción de un ferrocarril en el Istmo de Tehuantepec, con el cual competían directamente con el Canal de Panamá.

Y si lo anterior no bastaba, Díaz concedió asilo político al presidente de Nicaragua, José Santos Zelaya, contra quien el gobierno de Estados Unidos había enviado barcos de guerra con el objetivo de capturarlo y apresarlo.

Definitivamente, don Porfirio no garantizaba los intereses norteamericanos en México, por lo que desde las orillas del Potomac se puso en marcha todo un mecanismo encaminado a sustituir al dictador disidente por otro elemento que fuera favorable hacia el vecino del norte.

Fue así que apareció Francisco I. Madero y aunque todo hacía suponer que su movimiento estaba destinado al fracaso, porque Díaz contaba con un ejército profesional de 40 mil hombres, la situación se complicó cuando el presidente estadounidense, William Taft, situó numerosas tropas en la frontera y apoyó con armamento a las bandas de dos famosos delincuentes: Francisco Villa y Pascual Orozco.

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