Corazon De Las Tinieblas

Ensayo Corazón delas tinieblas

Interior, donde se encontraba Kurtz. En la embarcación iban un gran número de caníbales, peregrinos con sus palos, al director y quien dirigía la embarcación era Marlow. Pero para llegar a su destino, pasaron por muchos obstáculos, porque en muchos lugares fueron atacados por caníbales. Un día encontraron una cabaña deshabitada, dentro de ella sólo había una advertencia de que tuvieran cuidado, leña, y un libro de guía marítima que fue de gran agrado para Marlow, y éste se lo llevó.

Cuando ya estaban cerca de de la Estación, nuevamente fueron atacados por unos nativos que les arrojaban flechas. Marlow y su tripulación se defendieron con sus rifles, y después del enfrentamiento, Marlow se da cuenta que el que manejaba el timón fue herido, y al poco rato muere. La decisión de Marlow fue tirar el cuerpo al mar, cosa que enfadó a los demás. Después de esto, todos pensaron que Kurtz había muerto, pero al llegar a la estación loa atendió un hombre que parecía un arlequín, que era el dueño de la cabaña y le entregaron su libro. Les explicó que el ataque había sido para que no se llevaran a Kurtz.

Tercer capítulo: el arlequín le contaba a Marlow a cerca de Kurtz y de la relación que tenía con él y sus experiencias. Que no eran del todo buenas, porque Kurtz solía ser un tanto ambicioso y como tenía el poder, decía que todos debían hacer lo que él les dijera. Marlow fue hacia donde se encontraba Kurtz y por fin habló con él, y no le decepciono. A la orilla del barco se acercó una muchacha, indígena, que extendió los brazos hacia el cielo pero ni siquiera intentó subirse al barco, cosa que si hubiera hecho la habrían cosido a balazos. El director había entrado a hablar con Kurtz, con el que discutió, y al salir le dijo a Marlow que los métodos de Kurtz habían sido erróneos, algo en lo que Marlow no estaba de acuerdo y al decírselo al director, también paso a ser del grapo de los erróneos. Cuando iban a partir se oyeron gritos de nativos y los marineros iban a dispararles pero Marlow encendió la sirena y todos huyeron menos la chica de antes que también estaba allí. Marlow solía hablar mucho con Kurtz y un día le dio unos papeles y le dijo que no se los enseñara al director. Ese mismo día, Kurtz había muerto y sus últimas palabras, fueron “el horror”. Cuando Marlow se enteró de su muerte ni se inmutó porque pensaba que ya que no tenía voz no había nada que ver allí. Hicieron un pequeño entierro, discutió con el director, porque no le quiso dar los documentos de Kurtz, y llegaron a la ciudad. A Marlow fue a pedirle esos documentos un portavoz de la compañía pero no le dio ninguno, luego un periodista que se llevó un informe, y por último un primo suyo que no se llevó nada. A Marlow solo le quedaban unas cuantas cartas que fue a llevárselas a su pareja y, aunque había pasado más de un año desde su muerte, ella seguía

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