Creando Mi Propia fábula

Carlos Matus Chávez Marzo 04 2012

Unida I

Actividad: Realizando mi propia fábula.

Don Pavo Real y el señor Topo.

Sucedió hace tiempo durante la estación de primavera

cuando el paisaje es fresco, multicolor y soleado

y los campos esperan el nacimiento de la flor primera

para regocijo de algún paseante enamorado.

Se erguía una enorme y lujosa mansión en medio del paisaje

en cuyos jardines se paseaba orgulloso Don Pavo Real

haciendo gala de su elegancia, clase y desde luego… de su linaje.

Presumía ser la más hermosa de las aves, la belleza le era leal.

Sucedió que un día al realizar su acostumbrado paseo matinal

descubrió bajo un árbol un cúmulo de tierra removida.

¿Quién sería el repondable de tal desorden? Se preguntó el animal,

dañaban su paisaje, cosa imperdonable en la vida.

Surgió entonces el señor Topo quien saludó con aprecio,

-¡Muy buenos días amigo! He venido a conocer tu casa.

¿Amigo? Pregunto Don Pavo Real mirándolo con desprecio,

¿Acaso crees que te dejaría entrar? ¿Estás loco o qué es lo que te pasa?

Y prosiguió, ¿ya viste tu aspecto, insignificante, cubierto de tierra, mal oliente?

¿el horror de tus dientes y esos diminutos ojos sin expresión?

Nunca permitiría que alguien cómo tú ensuciara mi ambiente.

Y el señor Topo se alejó llorando ante tan cruel discriminación.

Ya por la noche, sin estrellas ni luna que el jardín alumbrara,

fuéron la causa de que Don Pavo Real tropezara con el enramado

cayendo hasta el fondo de un profundo y seco pozo.

¡No puedo salir! ¡Voy a morir! gritaba para que alguien le escuchara.

Y de las paredes del pozo surgió el señor Topo apresurado

¿Vienes a burlarte? Dijo el pavo real, y agregó: Puedo adivinar tu gozo.

El topo no se molestó, llamó a otros topos y tuzas que en un minuto

comenzaron a cavar un túnel, del pozo a la superficie, y al momento,

salvaron al pavo real quien se apenaba y lloraba sin calma.

Ya está usted a salvo Don Pavo Real, dijo gustoso el topo diminuto

¿Don Pavo? Nooo, dijo el pavo, llámame… Amigo. Me arrepiento,

y perdóname por juzgarte solo por tu aspecto y no por el valor de tu alma.

...