Cuento De Los Simbolos Patrios Mexicanos

Cuento de los símbolos patrios mexicanos

Eckamn Fernando Rodríguez García

No siempre basta en una sociedad poder contar con algo que te represente, sino también, poder contar con algo que muestre tu pasado y tu más legitima historia, poder contar con aquello que te pueda identificar en un mundo en el cual la diversidad no siempre existes si se habla de uno o muchos, algo único en la vida que te haga sentir orgulloso, algo inédito, algo especial para celebrar e incluso recordad en los mejores momentos, no menos importante como alabar lo que esperamos, como seguir siempre adelante, o simplemente para desearle lo mejor a nuestro país en el que vivimos, sino como para poder vivir y sentir ese momento en que se declaró, como una de las mejores naciones de la historia, no solo por su cultura y tradición, sino como por la gente que lleva dentro, su diversidad, su color, su pasión, sus formas de vivir, de soñar, de volar hacia otros lados, pero sobre todo, su alegría incomparable

Hace no mucho, en una ciudad muy lejana, aquel rincón donde el sol no podía tocar el cielo, cuenta una leyenda muy antigua, que el Dios Quetzalcóatl se presentó ante un pueblo muy desubicado y perturbado, los aztecas, los cuales les dijo el lugar donde debían edificar su ciudad, las más exitosa de aquel entonces, única en el mundo, donde los límites de su imaginación no podían llegar, donde nadie tuviera una razón para irse, u sobretodo, donde sobresaliera la más grande fortuna de pertenecer a una nación que guardara orgullo, historia y cultura. La señal que tenían que encontrar era un águila real devorando una serpiente, parada sobre un nopal, la cual tenía representantes significados que en ese tiempo no se conocían.

Mi amigo Teodoro Pilar me contaba que cuando era pequeño oía historias fascinantes de la creación del escudo nacional, que contaban las personas más ancianas y viejas del pueblo donde él vivía, algo muy anormal en aquel entonces.

En una de estas historias, el recordaba esto de la buena historia que se traía esta historia: “El águila real devorando la serpiente parada sobre el nopal, representa el triunfo del sol sobre la tierra, es decir, es el renacimiento diario del sol en el amanecer y el resplandor de la fortuna de poder vivir en una tierra libre y soberana. La tuna, fruto del nopal, representa el corazón humano y por lo tanto es una representación del sacrificio humano que realizaban los aztecas para ofrendar el corazón a los Dioses y garantizar la luz del nuevo día, que en aquel entonces era una costumbre imprescindible. En el islote donde está parada el águila hay un listón tricolor, el verde representa la esperanza y la victoria, el blanco la pureza de nuestros ideales y el rojo es la sangre derramada por nuestros héroes patrios, los mejores que ha habido en la historia. La guirnalda está formada por una rama de encino al frente del águila y simboliza la fuerza y del lado opuesto por una rama de laurel la cual simboliza la victoria”, todo esto reunido en un sinfín de

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